Buscando un planeta para vivir
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Hay miles de millones de galaxias allá afuera, cada una de ellas con miles de millones de estrellas y mundos, por lo que las posibilidades de descubrir mundos potencialmente habitables y con capacidad de albergar vida, son casi infinitas.
La NASA de cuando en cuando, informa al público de planetas descubiertos, pero el anuncio que hizo el miércoles pasado despertó una gran expectativa. Fue un grupo de astrónomos de la Agencia Espacial de los Estados Unidos, que dio a conocer que utilizando el telescopio espacial Spitzer, habían descubierto siete mundos, tal vez lo suficientemente cálidos para tener agua y factible de tener carbono, nitrógeno, oxígeno, azufre y fósforo, elementos necesarios para la vida.
Estos planetas cercan a una estrella enana llamada Trappist-1, que está ubicada a tan solo 39 años luz de distancia de la tierra, lo que hace que el sistema sea un excelente candidato para buscar signos de vida. Los planetas están en órbitas tan estrechas que tardan entre 1.5 y 20 días en rotar alrededor de su estrella muy parecido a como la luna siempre hace frente a la tierra y se cree que dependiendo de la composición de sus atmósferas, pudieran tener temperatura adecuada para tener océanos de agua.
Se trata, de la primera vez que se encuentran planetas del tamaño de la Tierra en órbita alrededor de la misma estrella, un recorrido inesperado que sugiere que nuestra galaxia, la Vía Láctea, pueda estar llena de mundos que, en tamaño y firmeza al menos, se asemejan a nuestro propio hogar rocoso.
El siguiente paso dice la NASA, será continuar con la observación de estos mundos a través de potentes telescopios y averiguar si hay vapor de agua en la atmósfera, o subproductos de la vida dicen en el comunicado oficial.
El descubrimiento es notable y ha entusiasmado a los astrónomos, pero lo que no podemos obviar con este tipo de noticias, es que el sistema de siete planetas que está ubicado “apenas” a 39 años luz de distancia, nos lleva a intentar entender la realidad de las distancias cósmicas y de los viajes interestelares.
No podemos olvidar que hasta ahora, la distancia más lejana que un objeto humano ha alcanzado es la heliosfera (apenas afuera de nuestro Sistema Solar) y fue con la sonda Voyager I, que viajando durante 40 años a una velocidad de 62 mil kilómetros por hora, ha recorrido apenas 19 mil millones de kilómetros y con la tecnología actual nos tomaría 800 mil años llegar a los nuevos siete planetas.
Pero imaginemos en un ejercicio mental, que tuviéramos la posibilidad de construir una nave que viajara a una velocidad cercana a la luz (eso jamás pasará) y que nuestro destino fuera el sistema de siete planetas descubiertos por la NASA.
Como sabemos, un año luz no es una unidad de tiempo sino de distancia, la que recorre en 365 días. Los científicos ya han dicho que la luz viaja a 300 mil kilómetros por segundo y que en un año recorre 9,465 millones de kilómetros. Que a esa velocidad, se dan casi ocho vueltas completas alrededor de la Tierra en un segundo, que desde la Tierra, a la luz le toma poco más de un segundo llegar a la Luna, ocho minutos al Sol y cinco horas y media en salir del Sistema Solar.
Se que suena desalentador, pero un cálculo conservador nos dice que viajando a una velocidad cercana a la luz (eso no sucedera jamás), a nuestra especie le tomaría alrededor de mil 589 años solares para llegar hasta el recién descubierto sistema de Trappist-1.
Así que tal parece en nuestra aceptación tácita que destruiremos la tierra, olvidamos lo que decía el gran Carl Sagan: “Hemos hecho un trabajo tan pésimo en lo que respecta a administrar nuestro planeta que deberíamos tener mucho cuidado antes de tratar de administrar otros”.
Sin ánimos de ser pesimistas, el descubrimiento de este y otros planetas capaces de albergar vida, sirve solo para la historia de la astronomía, pues todo está demasiado lejos y en términos prácticos, los humanos no iremos jamás a ningún lado fuera de este mundo.
Así que en medio de esta vastedad cósmica, podemos seguir jugando a encontrar nuevos planetas y quizás en ese esfuerzo, podamos finalmente descubrir el único lugar que podremos habitar y que en estos mismos momentos estamos pisando: La Tierra.
@marcosduranf