Contra obesidad, resultados, no pretextos
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Hace unos cuantos días, las autoridades educativas y sanitarias de Coahuila se declaraban “listas” para iniciar el despliegue de sus respectivas estrategias en contra de la obesidad infantil, una de las cuales implica combatir la venta de comida chatarra en planteles educativos.
En ocasión de tales declaraciones, comentamos que, más allá de decirnos qué van a hacer, las autoridades estatales deben establecer con claridad las metas que pretenden obtener, la forma en la cual las lograrán y los mecanismos mediante los cuales se medirá permanentemente que se estén aproximando a los resultados esperados.
En esta edición publicamos un reporte periodístico que contiene declaraciones del subsecretario de Educación Básica, Julián Montoya de la Fuente, con las cuales la SEC parece querer justificar de antemano el fracaso que, ante la ausencia de una política clara en este sentido, muy probablemente obtendrá en el ciclo escolar que está por iniciar.
“Afuera la policía es omisa, al menos aquí en Saltillo, les pide uno que retiren (a los vendedores) y no lo hacen. Uno entiende perfectamente la necesidad que tiene la gente de trabajar, pero no ahí”, dijo el funcionario al “explicar” una de las razones por las cuales sigue vendiéndose alimentos chatarra afuera de las escuelas.
Claramente para Montoya de la Fuente el uso de la fuerza pública es el único mecanismo para combatir la venta de productos chatarra fuera de las escuelas y no, como cabría esperar en alguien dedicado a las labores docentes, la educación misma.
Por otra parte, el funcionario explicó que “la intención” de la dependencia que representa es que quienes venden comida chatarra “no estén cerca de las escuelas”, pues de esta forma se evitará que los alumnos adquieran y consuman sus productos.
Una vez más, para el subsecretario Montoya, la solución no está en las aulas ni depende de la concientización de la sociedad respecto de sus hábitos alimenticios, sino simplemente de “esconderle” la comida chatarra a los niños.
Frente a declaraciones como estas, nadie debe llamarse a sorpresa por el estrepitoso fracaso de nuestras autoridades en el propósito de combatir de manera eficaz la auténtica epidemia de obesidad infantil que padecemos en México y particularmente en Coahuila.
Lo que parecen evidenciar tales señalamientos, es que en realidad las autoridades educativas no están haciendo absolutamente nada para combatir el problema porque, en primer lugar, ni siquiera comprenden la naturaleza del fenómeno que pretenden atacar.
Y es que “recetas” como la planteada por el subsecretario Montoya equivalen a plantear como estrategia para evitar los suicidios el prohibir la venta de todos los medicamentos que pueden utilizarse para ello, o diseñar una estrategia para evitar incendios basada en proscribir los cerillos.