El primero de nuestro tipo
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Los parientes vivos más cercanos que tenemos son los chimpancés y bonobos, especies con los que compartimos un ancestro común que vivió hace más de 6 millones de años. Pero luego de cientos de miles de años de evolución y después de la separación de este antepasado, surgió el Homo Sapiens, especie a la que pertenecemos usted y yo, y todos los demás seres humanos de este planeta.
Por mucho tiempo, los científicos creyeron que el Homo Sapiens había surgido hace 200 mil años en África. Que fue durante una época de dramático cambio climático que los humanos primitivos desarrollaron el comportamiento que los ayudó a responder a los desafíos de la supervivencia en entornos inestables. El Homo Sapiens prehistórico fabricó y utilizó herramientas de piedra para sobrevivir.
Luego, la evidencia científica disponible nos dice que durante los últimos 12 mil años, nuestra especie produjo alimentos y cambió su nuestro entorno, descubriendo que podían controlar el crecimiento y la cría de ciertas plantas y animales.
Esto los llevó a cultivar y pastorear animales, actividades que transformaron los paisajes naturales de la Tierra. Cuando los seres humanos invirtieron más tiempo en la producción de alimentos, se establecieron y las aldeas se convirtieron en ciudades. Con más alimentos disponibles, la población humana comenzó a aumentar dramáticamente hasta que nuestra especie creó, inadvertidamente, un punto de inflexión en la historia de la vida en la Tierra.
Pero hace unos días, la revista científica “Nature” publicó una investigación en la que se desafía la fecha de aparición del Homo Sapiens y en lugar de 200 mil años, la retrasa a 300 mil años. Fue en una mina marroquí, 100 km al oeste de Marrakech, específicamente un sitio conocido como Jebel Irhoud, en donde un descubrimiento de restos de huesos, los coloca como los ejemplares más antiguos conocidos de los seres humanos modernos y plantea un desafío a la idea de que los primeros miembros de nuestra especie evolucionaron en algo parecido a un solo Jardín del Edén.
La clave del hallazgo fue el descubrimiento de cuchillas de sílex en la misma capa sedimentaria que los cráneos. Muchas de estas cuchillas mostraron signos de haber sido quemadas, probablemente para encender fuegos y cocinar alimentos. Esto hizo posible usar los pedernales hasta la fecha con los restos de los habitantes de Jeber Irhoud.
Jean-Jacques Hublin, científico principal del equipo responsable del descubrimiento dice que usaron un método llamado termoluminiscencia para calcular la edad de las cuchillas quemadas. Ellos estimaron que tenían aproximadamente 300 mil años y concluyeron que los cráneos, descubiertos en la misma capa de roca, eran de la misma edad. Podría haber sido el primer Homo Sapiens, el primero de nuestro tipo.
“El rostro del espécimen que encontramos es el rostro de alguien que podrías encontrar en el metro de Londres”. Sus cerebros, sin embargo, contienen una diferencia de los nuestros, de significado desconocido –eran largos en lugar de redondos–. Los científicos todavía no explican el porqué de esa variación en la forma.
“No evolucionamos desde una sola cuna de la humanidad en algún lugar de África oriental”, dijo Philipp Gunz, paleoantropólogo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig. “Hemos evolucionado en el continente africano”.
Con este descubrimiento la ciencia puede estar alejándose de la narrativa edénica y aunque aún no sabemos todo acerca de nuestra propia especie, a través de estudios de fósiles, genética, comportamiento y biología de los humanos modernos; seguimos aprendiendo más acerca de quiénes somos y quiénes fuimos.
Estos hallazgos revelan que distintos grupos de homínidos coexistieron con el Homo Sapiens, como el Homo Erectus y Neardentales, especies que cruzaron sus genes y llegaron a cohabitar. Antonio Balzeau, paleontólogo parte del equipo dice que “Esto podría significar que la evolución humana no fue una sucesión de especies, una después de otras”, como se ha creído. Lo he escrito aquí desde hace mucho tiempo: la evolución continúa y las pruebas son latentes, están ahí y usted las ve, así que no nos quejemos.
@marcosduranf