Justicia, ¿por qué hace falta marchar?
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La impunidad y la desconfianza de los ciudadanos en las instituciones hacen necesario exigir justicia por todos los medios
Decenas de docentes afiliados a la Sección 38 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación marcharon ayer por las calles de Saltillo en demanda de que se haga justicia en el caso del presunto homicidio del profesor Rafael Pérez Hernández, ocurrido a manos de policías municipales.
Como se ha informado con oportunidad, la noche del pasado 10 de agosto elementos de la corporación preventiva de Saltillo habrían atendido una serie de llamadas de vecinos de la colonia Zaragoza, quienes reportaron la presencia de una persona en aparente estado de ebriedad y de conducta violenta, a quien los uniformados arrestaron pero, en lugar de conducirlo a las celdas municipales lo llevaron a las instalaciones de la Cruz Roja para recibir atención médica.
¿Por qué requería atención médica el profesor Pérez Hernández? Porque, de acuerdo con la información difundida después de su muerte, presentaba múltiples lesiones, entre ellas varias fracturas. La hipótesis más importante que se investiga hasta ahora es que tales lesiones le habrían sido provocadas por los policías que le arrestaron.
Los elementos del cuerpo de seguridad ya han sido vinculados a proceso y el juez de control les dictó prisión preventiva, por lo que deberán permanecer tras las rejas durante el tiempo que dure el juicio que se les seguirá por el delito de homicidio calificado.
La síntesis del caso pareciera mostrar que nos encontramos ante un caso en el cual las autoridades responsables de la procuración de justicia han actuado con eficacia y están integrando en este momento el expediente que les permitirá exigir castigo ejemplar para los presuntos responsables de los hechos.
Pese a ello, en menos de una semana se han realizado ya un par de manifestaciones, por parte de compañeros del extinto mentor, para demandar justicia por parte de las autoridades. ¿Por qué han considerado los integrantes del gremio magisterial que es indispensable manifestarse en esta forma?
La respuesta parece encontrarse en la desconfianza –fundada– que casi cualquier ciudadano tiene en las instituciones públicas; en la extendida impunidad que existe en relación con los delitos cometidos en México y en la probada incompetencia del Ministerio Público para integrar debidamente los expedientes que permitan demostrar la culpabilidad de un acusado y obtener la consecuente sentencia condenatoria.
Además, las primeras declaraciones del titular de la Policía Municipal, Roberto Castro Sifuentes, al referirse a los hechos, fueron para “defender” a los presuntos homicidas, afirmando que la propia víctima se habría ocasionado las lesiones que le costaron la vida, hecho que ha llevado a que ahora se pida su renuncia y la del propio alcalde Isidro López Villarreal.
El caso ha indignado, y con razón, a la población y al gremio magisterial, pero también evidencia la crisis de credibilidad que padecen las instituciones públicas mexicanas. Nadie debería verse obligado a marchar para exigir justicia, y menos ante hechos como éste.
En México y en Coahuila eso es indispensable porque las autoridades –de todos los signos ideológicos– se han esforzado largamente en destruir nuestra confianza.