Mirando al Futuro
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La riqueza de un país se mide no solo por sus recursos naturales, sino por su capacidad de transformar los problemas en oportunidad y, sobre todo, en actitud
Finlandia es un pequeño país de apenas 5.4 millones de habitantes (2015), que ha sabido enfilarse al futuro en brevísimo tiempo. Es considerado como el más democrático del mundo y menos corrupto. Además figura en un lugar destacado en la competitividad mundial y en investigadores científicos per cápita del mundo: existen más de 300 pequeñas compañías tecnológicas sólo en la capital finlandesa.
El sistema educativo de dicho país es gratuito siendo uno de los más sobresalientes del mundo gracias a la preocupación del gobierno, a la excelente preparación de los maestros y a la importancia que dan a los méritos propios. Cabe mencionar que Finlandia también tiene uno de los más altos índices educativos y el amor a los libros es sorprendente, cada finlandés lee una media de 47 libros al año (en México se leen 3.8).
El desarrollo de Finlandia en un inicio se basó en la explotación de la madera, luego en el diseño y producción de muebles. Más tarde desplegaron al mercado todo tipo de utensilios para el hogar, después empezaron a diseñar y producir teléfonos celulares. ¿Qué provocó que este diminuto país hoy sea una potencia mundial en investigación, diseño e innovación? ¿Qué hizo que Finlandia pasara de las materias primas a la creación e innovación? ¿Cuál fue su secreto? La respuesta es muy sencilla: educación visionaria, educación basada en el futuro.
LO QUE SE HACE
Muchos piensan que lo que hace a un país más rico que otro radica en la cantidad de recursos naturales que posee, pero existen ejemplos como Japón cuyo territorio es diminuto y montañoso. Es una de las naciones más poderosas del mundo, gracias a su disciplina y por supuesto una educación basada en el futuro.
El caso de Suiza es también interesante. No tiene océanos, pero sí una flota mercante que se puede encontrar en todos los puertos del mundo navegando bajo la bandera de ese país. Causalmente, Suiza carece de cacao y posee las más destacadas marcas de chocolate del mundo. Inclusive, con un limitadísimo territorio, produce los mejores lácteos de Europa y quizá del planeta. Su clave: educación intensa basada en el futuro, no en el pasado.
¿Qué decir de China y la ancestral India? ¿Cuál ha sido la clave del rápido desarrollo económico de estas naciones? En la China avanzada, por ejemplo, los niños estudian más de 10 horas diarias, primero en escuelas formales y luego, por las tardes, en centros de tutoraje privado.
Insisto, la respuesta es muy sencilla: educación intensa basada en el futuro, no en el pasado.
ATRAPADOS
Paradójicamente, los países que aparentemente poseen menos posibilidades de crear, de innovar, de producir, de progresar, son los que avanzan a velocidades sorprendentes, precisamente porque eso hacen. Mientras que otras naciones bendecidas sobradamente por la naturaleza, quedan en el atraso, en la pobreza, en la esquina de la indiferencia, justificando su fracaso, culpando a otros, librando guerras ideologías intestinas, lamiendo sus imposibilidades como si fueran viejas heridas que jamás sanan, poseídos, obsesionados y distraídos por su pasado histórico, sin el pragmatismo que reclama las realidades actuales, como infortunadamente es el caso de nuestro País.
México, en lugar de estar educando para el futuro, insiste en quedarse atrapado en su pasado, dejándose guiar por los muertos, por las ideas y creencias de sus históricos acontecimientos y héroes que, si bien es menester recordarlos y honrarlos, a ninguno de ellos les tocó vivir en esta época caracterizada, entre otras cosas, por la velocidad de los mercados, por los rapidísimos cambios tecnológicos, por la globalización e información galopante, por el Internet, el Wikileaks, las redes sociales y por una economía que se distingue por el dominio de la mente sobre el esfuerzo físico y la explotación de los recursos naturales. Por tanto, requerimos fincar los esfuerzos en las realidades actuales, formar para el futuro, educar para la innovación y aprender de los países que lo están haciendo bien.
La enfermiza costumbre y obsesión de vivir en el pasado, de dejarnos guiar por ideas obsoletas, por la imposibilidad de dejar atrás rancios agravios ha provocado que muchos países, hace apenas unos lustros con economías paupérrimas, ahora nos aventajen años luz en el bienestar económico y social de sus habitantes. Veamos otros casos que ejemplifican lo aquí mencionado.
¿CÓMO LO LOGRARON?
Singapur es un país asiático compuesto por una pequeña isla-ciudad; como punto de comparación, Coahuila es 216 veces más grande que esta microscópica nación. Tiene 5.5 millones de habitantes (2015) que comparten una peculiar mezcla de las culturas china, india y malaya.
Esta isla era una colonia inglesa, incrustada en una zona pantanosa y sin recursos naturales; de hecho, importa todo lo que consume, hasta la mismísima agua. Hoy es el país más globalizado y uno de los más ricos del mundo, donde la corrupción es inexistente.
El país se reinventó, ahora su economía se basa en las exportaciones de productos electrónicos y manufacturas y, aunque parezca impensable, en el refinamiento de petróleo. También destaca la industria naval, la biotecnológica, la ingeniería y arquitectura (que la exportan), el comercio y actividades bancarias y financieras (la Suiza asiática).
Adicionalmente, sobresale su industria turística: los viajeros se hechizan por sus espectaculares playas, así como por el excesivo y riguroso cuidado del gobierno en cuanto al orden, seguridad y la limpieza de sus calles y lugares de esparcimiento. Es un país en donde se multa a las personas que escupen en la calle y no se diga el costo para los que se atreven a realizar graffitis. El puerto de Singapur es uno de los más relevantes a nivel mundial en virtud de las toneladas de mercancías que anualmente se manejan. ¿Cómo lo lograron? Educación basada en el futuro no en el pasado.
¿CASUALIDAD?
Vietnam ha sido escenario de decenas de guerras y luchas contra potencias extranjeras desde el siglo IX; los últimos conflictos de magnitud considerable se suscitaron en los años 60 y 70 del siglo pasado, casi 30 años de guerra lo hundieron en la miseria.
Sin embargo, desde 1986, se encuentra en un proceso de desarrollo para ser un “país moderno, tecnológica e industrialmente avanzado”. Ya es “un modelo” de desarrollo por la rapidez con que ha sustraído de la miseria a millones de personas. ¿Y México?
De ser importador neto de arroz, es el segundo exportador mundial. Además, la diversificación de cultivos permite la exportación de otros productos agrícolas. ¿Casualidad?
UN CAMINO, UNA SALIDA
El crecimiento económico es necesario para la reducción de la pobreza, es el detonador del desarrollo económico. Pero éste no depende de los recursos naturales, ni del tamaño del país o de su posición geográfica, tampoco del sistema de gobierno.
De los ejemplos citados, se puede apreciar que la causa de pobreza colectiva de México no se deriva de la falta de petróleo o de riquezas naturales, evidentemente las tenemos, sino, en primer término por la falta de una educación moderna, por la operancia de un modelo educativo vetusto, inoperante y perverso, por la ausencia de gobiernos inteligentes, por los nefastos congresistas, por la impunidad y la corrupción.
Además, por los monopolios, por el alejamiento del orden, por la falta de acuerdos para los desacuerdos, por carencia de organización, metas y cumplimento de los compromisos pactados, por ausencia de perseverancia, honradez, puntualidad y responsabilidad cotidiana para ser productivos y generar calidad en los diarios quehaceres.
En fin, estamos como estamos, por la carencia del carácter necesario para emprender todos los días nuestra chamba con dedicación, empeño y espíritu de superación, por nuestra patética obsesión por el pasado.
En México hace falta la actitud de ganadores, de emprendedores poseedores de espíritus indomables, de entusiasmo por ser diferentes, de una mentalidad educativa moderna, futurista, global. Desgraciadamente seguimos, miserablemente, perdiendo el tiempo.
Si evitamos educamos con visión al mañana, si persistimos en revivir el pasado y nos dejamos regir por los muertos y sus pasadas realidades nuestro sueño de contar con un sobresaliente país siempre será eso: exclusivamente un sueño inalcanzable. Una quimera.
cgutierrez@itesm.mx
Programa Emprendedor
Tec de Monterrey Campus Saltillo