No adiós, sino hasta luego…
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Soy uno de los principales críticos de la errática administración municipal de Isidro López Villarreal. Miles de ciudadanos saltillenses también lo son. Ellos no tienen acceso a decir su opinión. Yo, con el privilegio y don que me dio Dios con las letras (pálidas letras), una y otra vez lo he deletreado por un motivo: tengo una responsabilidad, no me puedo quedar callado y soy eco de aquellos que en la fila de las tortillas me piden que sea su voz. Cualquier acción o inacción (es lo peor en esta administración), cualquier toma de decisión (o tibieza y no tomarlas, que es peor) por parte del alcalde Isidro López Villarreal, me afecta como a todos los ciudadanos. Pero hoy su incapacidad, falta de valores, inactividad, indolencia e ignorancia se ha cobrado la vida de un joven artista y profesor de apenas 25 años, Rafael Pérez Hernández, hijo de uno de mis más entrañables amigos, el músico, el artista Rafael Pérez Martínez, el popular y gran “Rafa”.
Desde que tengo uso de razón conozco al gran Rafa, a Rafael Pérez Martínez. Uno de los pilares y fundador del legendario grupo de folclore latinoamericano Takinkai, grupo que tiene como su casa a la Universidad Autónoma de Coahuila y que ha llevado su arte a varias partes del mundo. Rafa es un hombre bueno, alto, gallardo, digno, de profundo sentido social y compañero de aquellas luchas de protesta, de esgrima verbal y lecturas compartidas lo mismo en el restaurante ARCASA que en el mítico “Café don Quijote” de Fermín. Mi amigo y hermano Rafa es un hombre bueno, su hijo Rafael Pérez Hernández también lo era. Hijo de tigre, tenía el sello de la casa: la rebeldía, la garra, el talento, el genio por delante. Su muerte a manos de policías municipales habla de la profunda descomposición, corrupción, apatía, desdén y, sobre todo, habla de la falta de liderazgo de un Alcalde chabacano y torpe hasta el exceso, lo cual se ha cobrado la vida de un joven bueno.
Recuerdo alguna vez que en alguna tocada de Takinkai subieron al escenario los hijos de varios integrantes del grupo, entre ellos el joven Rafael Pérez y el hijo del percusionista Antero Martínez. La música y el talento estos jóvenes los traen en la sangre, les hierve, les bulle y les aflora al menor contacto posible con cualquier instrumento. El joven muerto por cuatro o cinco policías al mando de Roberto Castro (quien es fecha que no presenta su renuncia, no hay decoro ni vergüenza) era de esos jóvenes llamados a continuar con el legado de sus padres. Era un ser privilegiado, llamado a continuar con la vida cultural de esta ciudad, la cual encontró en Isidro López al peor alcalde de su historia.
Esquina-bajan
Usted lo sabe, no es santo de mi devoción, pero ahora el secretario de Gobierno, Víctor Zamora, fue claro, certero, y retomo sus palabras: “Primero le exigimos al Alcalde que aclare la situación, lo tenemos como responsable de los hechos, porque no es una policía violenta, es una administración violenta”. (Sábado 12 de agosto). Sin duda. La Contraloría municipal registra al día de hoy más de mil 233 denuncias ciudadanas en contra del accionar de la policía local. Un lánguido 6.4 por ciento de las quejas ha terminado con sanción al uniformado. Todo es impunidad.
Y si hay impunidad es por que alguien la tolera. Si alguien la tolera, está coludido o es un ignorante. Isidro López tiene la palabra para aclararlo. Y de hecho, quien acaba de retratar al Alcalde de cuerpo entero no es un politólogo, no ha sido un reportero; incluso, no he sido yo, que seguido abordo su errático accionar y escribo de él en cuanto medio de comunicación y plataforma a la mano. Mi amigo Rafa lo dijo así, atravesado por el puñal hiriente del dolor de ver muerto a su hijo: “Yo tuve que estar de incógnito allí, hasta que le dije ‘soy fulano de tal, quiero hablar con usted’. No está acostumbrado a hablar con la gente común y corriente”. Sí, querido Rafa, éste y no otro es el Alcalde que tanto daño le ha hecho a la ciudad.
Hoy, mi hermano Rafael Pérez Martínez se enfrenta al escenario que ningún padre de familia quiere enfrentar jamás en su vida: despedir a su hijo. No estás solo, querido y gran Rafa. No estás solo. Hoy, las campanas doblan a duelo por tu amado hijo, pero estas mismas campanas doblarán a duelo un día por nosotros, es la ley de la vida. Sí, pero hoy estas campanas doblan y lloran en duelo no sólo por tu hijo, sino que al doblar, en su dolor nos llaman a toda la sociedad, una sociedad que está hasta la madre de la forma de gobernar de un Alcalde incompetente y que en su ignorancia y descrédito, arrastra ya a toda su familia.
Letras minúsculas
No adiós, sino hasta luego, joven maestro Rafael Pérez Hernández. Hasta luego, joven…