Pirámides de autoridad
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La gente no las ve así, pero las pirámides de autoridad son simplemente una tecnología de organización. La más socorrida, la más popular, la más usada y a la vez abusada. Todos dependientes de la persona llamada el jefe. Ya están obsoletas, pero subsisten como el rey encuerado.
A partir de la revolución industrial con su especialización y división del trabajo, las pirámides de autoridad tomaron auge en las empresas privadas. En la política, los americanos rompieron ese molde al crear un sistema de pesos y contrapesos, pero el Poder Ejecutivo mantuvo la misma estructura que poseía el rey de Inglaterra.
Así resulta que tenemos dos formas de organización que están en continuo pleito. La pirámide contra las redes. Las primeras se distinguen por su operación mecánica. Las segundas por su capacidad de inteligencia y adaptación. En los tiempos modernos las primeras deberían desaparecer, pues están siendo rebasadas por la realidad. Deberían mas no lo hacen.
Innumerables negocios han tronado por su incapacidad para adaptarse. Si el jefe no vio venir las nuevas tecnologías, si no ordenó investigar nuevo mercados a tiempo, para cuando se da cuenta es demasiado tarde. La devastación de empresas privadas está a la orden del día. Cada vez son más cortos sus ciclos de vida.
Si quiebra una empresa, por grande que sea, pensamos que solo atañe a sus accionistas. Si la empresa es enorme y pública como Pemex entonces nadie puede dudar que la quiebra se reparte en nuestros bolsillos y eso nos afecta. La forma en que Pemex ha sido aventada a las hienas hambrientas es vergüenza de campeonato mundial. La forma brutal en que ha sido ordeñada y lo sigue siendo es inaudita.
Nuestro sistema político simulado contamina toda la actividad económica. No hay pesos y contrapesos, sino pirámides de autoridad. Hay obediencia ciega al jefe en turno. Por esta simple razón los partidos políticos no sirven. Un pequeño grupo nombra a un jefe y este manipula a todos los demás miembros a su antojo.
Esto ya lo sabíamos del PRI. El PAN era otra cosa. Sin embargo, cuando Luis Álvarez se alineó con Salinas para la Reforma Política de 1989, usó su poder piramidal para dominar a los diputados. Yo diría que en ese momento fue cuando México cayó en el pozo del cual 30 años después no podemos salir.
Ahora viene el mesías tropical, ejerciendo un poder piramidal más brutal que el que borró al PAN como un partido basado en principios nobles. El mesías al que me refiero también está dando todas las muestras de que solo él manda. Más retroceso es precisamente lo que no necesitamos.
Es necesario rediseñar nuestro sistema de gobierno y depender más en las redes que en las pirámides. Involucrar más a los jóvenes que le saben al internet. Buscar esos nuevo balances. Diseminar más el poder político nos ayudaría mucho. Nos urge más inteligencia en la respuesta y menos autoridad intimidatoria. Nótese que la gente le tiene más miedo que respeto a AMLO.
Está muy mal que unos cuantos manden en el PRI y en el PAN y que usen la pirámide de autoridad para controlar a sus diputados en el Congreso. Peor aún que en Morena sólo una persona se imponga a todos sus miembros y ni cuentas les rinda. Y mucho más peor que nosotros los ciudadanos estemos colaborando con subsidios para que se desvirtúe totalmente la teoría del Congreso como órgano pensante y del equilibrio de poderes para caer en una simulación que ha demostrado que produce un país inviable.
Los controles constitucionales, los controles políticos, los equilibrios teóricos sucumben frente al poder real de las pirámides de autoridad. Ganaríamos mucho si cuando menos coincidimos en el diagnóstico del problema. Si la Constitución actual no funciona, la simulación de la misma menos. Hay que pensar un poco, mientras tenemos tiempo.
javierlivas@prodigy.net.mx