Tejido noticioso
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Siguen siendo noticias las temperaturas cálidas.
Se las considera inusuales en estos tiempos no caniculares, ni siquiera veraniegos y todavía primaverales. La lluvia mansa –y la tronadora ya– han visitado la ciudad de pisa y corre. Son nubosidades que pasan, deshidratan su negrura y siguen adelante.
Se va terminando mayo y será noticia estrenar el sufragio de junio. Es también calor cívico el que se va acumulando para dejar un signo de multiplicación o cruz de san Andrés sobre siglas, logotipos y nombres de la boleta electoral.
El plano regulador de la acción ciudadana en el día electoral está marcado por los verbos de sucesiva conjugación: salir, avanzar, llegar, hacer fila, identificarse, recibir boleta, ir al cubículo privado, tomar el propio plumón para no usar el lápiz borrable y dejar las líneas cruzadas en el lugar elegido. Doblar y depositar consuman la acción de votar.
Son noticia también los hechos violentos que atentan contra integridad y vidas inocentes en el territorio nacional y allá, en la comunidad cristiana copta de Egipto. Son acá atacados, con violación y muerte viajeros indefensos y allá son asesinados creyentes peregrinos hacia un monasterio, sólo por no querer abjurar de su fe cristiana.
Fue noticia la entrevista del papa Francisco con Donald, el magnate que preside la Unión de Estados en tierras de América. El obispo de Roma invitó al visitante a ser “instrumento de paz” y él se despidió diciendo que “no olvidaría sus palabras”. Se comentó la velada indirecta, en buen humor, que dirigió el pontífice al presidente. Al saludar a Melania, la esposa, nacida en Eslovenia, le preguntó que si a su marido le daba “potica” (postre muy dulce, típico de allá).
Bueno, la final futbolera resultó “rayada” por un gol, despertó en los buenos aficionados admiración por ambos equipos y, claro, en los más críticos, se repitió la consabida frase de siempre: “¡fue penal!”. Las Chivas levantaron su copa y recibieron la ovación tapatía.
El tejido noticioso sigue, con su incansable urdimbre y trama, haciendo el sarape del acontecer. Lectores, electores, receptores y espectadores somos también protagonistas, en pequeño mundo, de las propias noticias que fraguamos en cada decisión…