Zancadilla de CFE a Pemex
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Colocada en escena lo que se califica como “temporada abierta” para darle rentabilidad a las instalaciones de Petróleos Mexicanos en la zona noreste del País, que resultarían ociosas al abrirse la posibilidad de importación de gasolinas y diésel por particulares, la exparaestatal colocó en la mesa sus depósitos en vía de venta o arrendamiento
A casi la llegada del martillazo que abriría la subasta, la Comisión Federal de Electricidad anunció que haría lo propio con sus depósitos para combustibles o carbón que resultaron estériles al priorizarse el uso de gas natural como combustible.
Las plantas de ciclo combinado, pues, convirtieron en chatarra las generadoras de electricidad del pasado.
El caso es que los depósitos son infinitamente mayores a los ofrecidos por Pemex.
Naturalmente, la posibilidad de una oferta dual “mosqueó” a los posibles clientes de la petrolera.
El Kramer contra Kramer se explica por la decisión del gobierno en adelantar un año la apertura en materia de combustibles.
Los agentes privados llegaron al banquete sin la mesa puesta.
De hecho, aún no hay claridad en las tarifas que impondría Pemex en materia de transporte de gasolina importada vía ductos. Tampoco se han modificado los contratos de franquicia para el nuevo escenario.
En la feria de enredos, hete aquí que de pronto aparece a todo decibel la primera gasolinera de la firma inglesa British Petroleum, colas al calce de automóviles en la zona de Satélite, para calibrar la gasolina inglesa.
El caso es que ésta es la misma que se expende en la red. Y el caso es que el gigante británico solo dio su aval para utilizar su razón social.
La estación de servicio es propiedad de un mexicano que ha logrado instalar su oferta en puntos estratégicos, lo que le confiere la marca de ventas.
Ahora que la clientela se encontró con servicios adicionales y una oferta para premiar la fidelidad. A tantas cargas una será gratis.
Aunque las gasolineras tradicionales mantendrán su relación con Pemex ya no habrá exclusividad en el suministro de combustibles. De ahí la integración de consorcios para realizar inversiones de infraestructura y compras comunes en el exterior.
El último autorizado para entrar a escena es G500, a quien condicionó la Comisión Federal de Competencia Económica a no realizar concertaciones entre sus socios para fijar precios.
Otro de ellos, la Asociación de Distribuidores de Gas, conocida como Adigas, está integrando una parte de sus asociados para invertir en una red de depósitos tanto para gasolinas como para gas LP en terrenos que pertenecían a los Ferrocarriles Nacionales de México en Aguascalientes.
La colosal bodega tendrá el apoyo en materia de conexiones terrestres del gobierno local. La intención es que los depósitos tengan capacidad para cubrir el abasto en la región que alcanzaría el Bajío, el Occidente y el norte, es decir San Luis Potosí y Zacatecas.
Sobre la marcha, pues, se está colocando la ruta para la competencia, por más que la población sufre aún los efectos del gasolinazo y el gasazo iniciales.
La prisa del Gobierno la explica su avidez de recursos. No hay forma de implantar nuevos impuestos, por tanto hay que recargarse en los combustibles, por más que se habla de vaivenes en el monto de IEPS.
La prisa está desbocando al caballo.