El efecto COVID ¿La pandemia creó más públicos para la cultura?
Algunos promotores culturales, gestores y artistas han observado en meses recientes un gran aumento en la afluencia a eventos culturales, lo que ha llevado a preguntarse si se equipara a los números de antes del 2020
Yo estaba ahí. De no ser por mis acreditaciones me habría quedado afuera con ellos. Hace poco más de una semana presencié cómo el público llenó y desbordó el Centro Cultural Casa La Besana. Una centena de personas —más o menos el cupo de ese recinto— acudió a ver la obra de teatro “El narco negocia con Dios”; otro medio centenar se quedó afuera.
Después de dos años de pandemia —uno de los cuales se desarrolló entre varias oleadas de contagio y prueba y error para la reactivación— un suceso así me resultó increíble. No tardé en enterarme que en la mayoría de las 16 presentaciones del Festival Municipal de Teatro “Bertha Leticia Villalobos Delgado” del Instituto Municipal de Cultura de Saltillo (IMCS), sucedió algo similar, con asistentes que aunque llegaron a tiempo no encontraron lugar.
Fue impresionante no solo por la situación global de la que las industrias culturales apenas se están recuperando, sino porque, al menos en lo que respecta a esta ciudad, el teatro —auspiciado o no por las instituciones— muy rara vez convoca muchedumbres así. Esto se sumó a un par de conversaciones con gestores culturales y artistas de la región y dio pie a la pregunta ¿creció el público para la cultura después de la pandemia?
¿Se confirma la teoría?
De acuerdo con estadísticas proporcionadas por el IMCS, a este festival asistieron cerca de mil 300 espectadores y calculan que alrededor de otros 300 son los que quedaron fuera. En total, en estos primeros meses de administración, han tenido 277 actividades y han atendido a más de 22 mil personas, en eventos de música, danza, teatro, artes visuales y literatura, entre otros.
De estos eventos también hay constancia de gran afluencia en la presentación del Réquiem de Mozart, en la Catedral de Saltillo, el pasado miércoles 6 de abril —con más gente que no alcanzó lugar—, así como en “Letras y danza por ellas”, un recital de poesía y presentación de flamenco en Casa Purcell el 17 de marzo, y aseguran que existe de manera similar un incremento en el número de asistentes a las exposiciones que han inaugurado.
“Gente que nunca había ido al teatro está yendo, gente que nunca había ido a las galerías... tenemos mucha afluencia de público en las galerías y eso es algo muy gratificante. No sé cómo era en otros periodos pero en este todos los días tenemos visitas, hasta los lunes que los museos están cerrados vienen y preguntan y quieren entrar, pero no hay guías”, comentó en entrevista Rafael Hernández, coordinador de Actividades Artísticas del IMCS.
“Sí estamos viendo recintos totalmente abarrotados, gente que se queda fuera tanto en las presentaciones de teatro, como en la ópera, incluso en literatura. Eso nos ha llenado de alegría y viendo que estamos haciendo un buen trabajo”, comentó sobre el tema la directora del instituto, Leticia Rodarte Rangel.
Rodrigo González, productor teatral y director de la compañía Cuarta Pared Teatro compartió con nosotros algunos números del último año de actividad, que desde su lectura apuntan a “un cambio considerable en la cantidad de público interesado en ver teatro”.
“Los últimos cinco años” fue la puesta con la que retomaron su presencia en los escenarios en marzo del 2021. A su temporada acudieron 550 espectadores. Meses después, en la reposición de la comedia musical “Avenida Q” en septiembre y en la obra “Un monstruo viene a verme”, en octubre, tuvieron casi mil asistentes, mientras que “La dama de Negro”, que llegó en noviembre, y “Puffs”, que estrenaron el pasado mes de febrero, tuvieron funciones llenas.
A pesar de esto reconoce que hay factores que aún limitan el regreso, como el incremento en los precios de los boletos derivado, explica, de la inflación y el tipo de cambio.
Retorno con calma
González asegura que aunque tienen cada vez más público, y el panorama es prometedor para seguir incrementando estos números, aún no llegan a las cantidades que registraron antes de pandemia. Por lo tanto, el punto de comparación siguen siendo los eventos que se llevaron una vez que hubo más conocimiento de la pandemia, a finales del 2020 y durante el 2021.
Esta es una perspectiva que comparte la Secretaria de Cultura de Coahuila, Ana Sofía García Camil, quien comenta que “ya había una necesidad de la gente de poder sacar todo este encierro, y todo este dolor que también a mucha familias trajo el COVID y este contacto con los eventos, con el arte, con la cultura, siempre nos ayuda [...] Creo que ahorita ya hay confianza y lo he estado viendo en los conciertos de la Filarmónica [del Desierto], por ejemplo”.
Sin embargo, considera que todavía no se llega a la afluencia previa. “Sí hay mucha gente, pero todavía no se han hecho los grandes eventos, todavía no hemos visto, por ejemplo, una Plaza de Armas llena [...] Yo creo que todavía no llegamos a esos niveles pero sí he notado un aumento muy importante de finales del año pasado a la fecha”, agregó.
El equipo del Centro Cultural Vito Alessio Robles compartió también su perspectiva al respecto. Ellos han observado que en particular las personas de la tercera edad han dejado de asistir a los eventos presenciales y, en cambio, han descubierto en las propuestas digitales la alternativa ideal. Asimismo, han notado que hay público nuevo y que este prefiere que las actividades se realicen en horarios más temprano.
“Usualmente los organizábamos a las 8:00 [de la tarde] y poco antes de la pandemia comenzamos a realizarlos a las 6:00 o a las 7:00. Después de la pandemia se siguió con la misma dinámica y a los visitantes les ha agradado”, comentó María Concepción Recio, en representación de la institución.
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Posibles causas
Lo que queda claro es el aumento del público en contraste con el inicio de la reactivación económica en 2021. La baja de contagios, incluso con la ola que provocó la variante Ómicron, y el progreso de la vacunación, ha dado mayor seguridad al público para regresar a estos eventos.
No obstante, permanece la duda de si los casos extraordinarios antes mencionados no son más que una lectura idealista de los datos. Hay que considerar cómo, por ejemplo, la presentación del Requiem y el Festival Municipal de Teatro fueron eventos gratuitos.
Aunado a esto también persiste el factor “familia”. Es bien sabido que en muchas ocasiones son los amigos y familiares de los artistas quienes llenan auditorios, principalmente en los estrenos. Pero el argumento mismo es difícil aplicarlo en estas situaciones. Las obras del festival ya se habían presentado en el pasado y la Compañía de Ópera de Saltillo, que interpretó el Réquiem, si bien tiene poco de haber sido creada, ya ha estado en escena en otras ocasiones —aunque, eso sí, pudo contribuir a su exitosa audiencia el hecho de que fue organizado en coordinación con la Diócesis de Saltillo y en homenaje póstumo al obispo emérito Francisco Villalobos—.
Y también, al momento de evaluar la situación, rara vez se cuenta con estadísticas fidedignas, ya sea porque no se hizo un conteo en el momento, porque se perdió tal dato o no se tiene acceso a él —la administración actual del IMCS apenas está entrando—, o las metodologías para cuantificar la afluencia varían de lugar a lugar.
A pesar de que estos datos pueden parecer contradictorios, aún no termina la pandemia, y si bien las restricciones se han relajado, buena parte del público se mantiene reticente a volver a las actividades públicas, por lo que solo con el tiempo se confirmará si este es el inicio de un nuevo auge para la cultura en la ciudad o un mero chisporroteo de interés pospandemia.