Allanamiento de morada

Salió desde un relato, aún no sabe muy bien cómo. Quizás por el hueco que existía entre dos letras, o desde el fin de un párrafo, o quizás se escabulló por encima de una "u" o por debajo de una "n". No se acuerda muy bien. El caso es que vino a parar hasta esta mirada, que es ahora la tuya, y se enredó en la mente —en tu mente— por esos vericuetos invisibles que nos tejen por dentro y nos hacen ser como somos.

Estando allí, alguien, no recuerda su rostro, lo empujó de pronto hacia la sangre —tu sangre— y empezó a navegar a la deriva por los túneles donde resuenan los latidos.

Al contacto con el líquido, comenzó a diluirse y, aun con la certeza de seguir siendo uno, creyó transitar por más de un sitio al mismo tiempo. Así estuvo en tus manos, pero a la vez en tus piernas; también en tu cabeza y a la vez en tu espalda.

Poco a poco fue extendiéndose por todos tus lados hasta tener la sensación de ser tu cuerpo entero.

En esa experiencia se encontraba inmerso cuando una voz, desde fuera, pronunció un nombre propio —tu nombre—que, sin más, hizo suyo, dejándote al margen.

Y tú quedaste aquí, dentro de este relato, sin cuerpo y a la espera. Al acecho del próximo lector desprevenido.


 

Juan Luis Mora
Madrid, España
@juanlumora
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