2020/14
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TEMAS
Somos lo que hablamos. Somos lo que comemos. Somos carne y espíritu. Lo primero se nutre con alimentos terrenales. Lo segundo se nutre con alimentos espirituales; es decir, con los productos y frutos de nuestra inteligencia: la música, la literatura, la obra de arte. Recuerdo un acetato, un disco perfecto de canciones del inconmensurable José José, “Secretos”. Creo recordar, letras perfectas y amorosas del ibérico Manuel Alejandro: una maravilla que forma parte de mi ADN de vida misma. Era un chavo, un joven. Hervía en amor no siempre correspondido. Recuerdo unos versos macilentos de una de sus canciones: “Yo siento hundirme y me estremezco/ si veo caer tus lágrimas/ Yo me arrepiento del mal que haya hecho/ si veo caer tus lágrimas…” Caray, me sigue erizando la piel y el esqueleto. Así de cansado y atávico es nuestro amor hacia una mujer, una musa.
Pero, hoy son otros tiempos los que corren no en nuestra vida, sino en el “tiempo real” de las redes sociales y de los jóvenes atados y mortecinos a su celular “inteligente.” Perdonadme lectores, pero, yo crecí con lo anterior. Llorando a moco tendido por el amor de las musas a las cuales y desde siempre, les escribí cartas perfumadas, les regalaba flores (jamás rosas) y trataba de hurgar en sus gustos y apetencias para hacerles regalos de aquello favorito de ellas: chocolates, tal vez el socorrido pastel, globos, cajas decoradas, aretes… Lo confieso, lo sigo haciendo para enamorarlas. Así soy de pendejo todavía. Pero insisto, eran otros tiempos en los cuales fui formado y educado. Hoy las canciones que escuchan las señoritas son las siguientes: “Te miro y te miro/ no te hallo forma de nada/ pero le entras al pozole/ como una puerca marrana/ para que no comas tanto/ voy a sacarte los dientes/ pues ya me está dando miedo/ que a cualquier rato revientes”.
Lea usted los siguientes “versos” de la canción: “A veces yo pienso/ en como seria la cosa/ si algún día me despertara/ sin esta vieja piojosa/ diosito dime por qué/ en vez de hacer esta ingrata/ hubieras echo una flor/ ya de jodido una rata…” La rola es del grupo “Los Montez de Durango.” ¿Es necesario aclararlo? La canción se llama “La piojosa.” Un “rolón” que todos los chavos cantan a todo pulmón. ¿Las mujeres? Pues ellas la cantan más. Les gusta harto. Somos lo que hablamos: “Porque de la abundancia del corazón habla la boca/ más yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio/ porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”. (Mateo 12. 34-37). Esta condena a nadie interesa. Ni tampoco la condena terrena. Sí, eso llamado “apología del narcotráfico”, los narcocorridos y claro, la violencia extrema en contra de las mujeres, están prohibidos en Coahuila; nadie hace caso. Es la Ley Federal de Radio y Televisión en sus artículos 63 y 64, Fracción I (la que prohíbe que se transmitan en radio o televisión este tipo de canciones) y claro, es el Código Penal en su artículo 208.
ESQUINA-BAJAN
¿Por qué México no quiere a sus mujeres, a sus niñas, a sus jovencitas y llega al punto de desintegrarlas, desmembrarlas, masacrarlas con saña inaudita? Andrés Manuel López Obrador, Presidente de Morena, que no de México, quiere aplausos, no preocupaciones. Con su “liderazgo”, la violencia no tiene límite ni freno. Su mano es mano dura y ruda en contra de Rosario Robles, Juan Collado, Alonso Ancira, Emilio Lozoya, pero es tibia en contra de Manuel Bartlett, Javier Guerrero y claro, en contra de los feminicidios que revelan esa mitad oscura y bestial de la sociedad mexicana.
La maestra geofísica María Salguero Bolaños está en boca de todo mundo no sólo en México, sino en el extranjero, porque con su inteligencia, capacidad y las herramientas modernas y tecnológicas, ha hecho un monumental y fino trabajo: “Mapa Nacional de Feminicidios”. Sí son los otros datos, los verdaderos, los cuales López Obrador y claques no quieren ver ni escuchar. Los datos de la investigadora son brutales, duelen en el alma, como las canciones que entonan hoy los jóvenes en sus parrandas. Lea usted los siguientes “versos” de una canción, “Las tetas de mi novia tienen cáncer de mama por eso no -¡no!- quiero tocarlas.” El grupo se llama “Siniestro Total.” En 2016 se asesinaban entre 5 y 6 mujeres al día. Para el año pasado 2019, no obstante las “pintas”, gritos y cacerolazos mediáticos de “artistas” guiados por la mano macilenta de la Iglesia a través de Jackie Campbell, Raúl Vera y Pedro Pantoja, diario se asesinan entre 10 y 11 mujeres. Sí, en la república amorosa matinal de AMLO…
Hace unos días fui a Ramos Arizpe ha reportear, escuchar, ver, sentir (los sentidos de un periodista, a los cuales hizo referencia Ryszard Kapuscinski). Sobra decirlo, me subí a dicho autobús urbano para trasladarme a bella ciudad. Iban dos escolapias de la Universidad Autónoma de Coahuila de una de sus escuelas de licenciatura, feudo del lagunero priista Salvador Hernández Vélez. Veinteañeras ambas. Una de 21, la otra de 22. A una de ellas le apodan “La yegua”; a la otra, “La perra.” ¿Cómo estoy enterado de todo esto y de los pormenores de sus tristes y patéticos apodos (los cuales presumen) y sus nombres de pila, dónde estudian y hasta dónde y casi exactamente viven? Por un motivo: lo iban platicando, ventilando voz en cuello para todo mundo que quisiera escuchar. Risotadas de por medio.
LETRAS MINÚSCULAS
“La yegua” y “La perra”. Imagine usted por qué de dichos apodos. Esta es la juventud universitaria hoy. Continuará…