2020/15
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Con modorra, amodorrado, el día 9 de marzo se levanta. No es un día feriado, pero se hizo feriado. Reescribo: se quiso hacer feriado, no se pudo. Dos días para protestar, gritar (día 8, el Internacional de la Mujer) y no salir de casa (el día 9); es decir, las mujeres se hicieron invisibles, cosa tan terrible, ellas mismas eligieron ser invisibles, la nada. Un día para gritar, otro día para desaparecer y callar. Así son ellas. A las mujeres sólo se les debe de amar y atender, pero ¿usted, señor lector varón, las entiende? Un día salen a protestar, al día siguiente se hacen invisibles. Escribo estas líneas el lunes 9 de marzo a las 10 de la noche, el autollamado por ellas #UnDíaSinNosotras. Es decir, el día ya tuvo su afán. El día ya tuvo su propia preocupación. Lo que dio el día, ya lo dio casi por completo.
Amodorrado, el día amaneció tísico, como el sol. Gris a más no poder. Fui por mis diarios matutinos a la tienda de conveniencia, OXXO, más cercana. Me atendió la misma señora de siempre. De rato, a media mañana, y como no se me antojó cocinar el almuerzo, fui por un par de gorditas de chicharrón al puesto de siempre. Me atendió la misma señora que hace gorditas siempre. Una amiga mía, muy querida de Monterrey, trae algunos problemas de salud y me ha pedido mi apoyo porque no ha podido ir a trabajar con la regularidad acostumbrada. Periódicamente enderezo mis pasos a la tienda Coppel, doy su número de cuenta y le deposito la cantidad de dinero que yo puedo aportarle, como ayuda desinteresada, mientras ella se recupera. Hoy lunes, así lo hice. Fui a la tienda y le deposité. Aquello era un día normal: mujeres comprando fiado y con grandes intereses; otras en la fila, pagando grandes intereses moratorios de aquello que habían comprado fiado hace meses. Yo sólo deposité. Había cuatro o cinco cajas atendidas por… mujeres. Fui a Soriana a comprar algunos bastimentos para la semana, todas las mujeres estaban trabajando y en su sitio. Todas.
Avanzó el día de hoy. Dos hijas adolescentes de un matrimonio de amigos vienen a mi residencia dos veces por semana a tomar clases de literatura y lectura con su servidor. Justo cuando ya estábamos en ello, tocan mi puerta: era la encuestadora, obvio, mujer del Inegi, quien venía a levantar mi censo. Le dije amablemente que no podía atenderle, que planeáramos cualquier otro día y yo iba a estar listo y puesto. Ella tomó mis datos y dijo que sí, regresaba. Por cierto y rápido como digresión: mis dos alumnas siempre escogen tema de ciclos de clase y charla de letras. Ellas propusieron un tema: libros que todo mundo cita y pocos o nadie ha leído. Escogieron a Mary Shelley y su libro “Frankenstein o el Moderno Prometeo”, “Drácula” de Bram Stoker y, claro, “Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes. Un reto sin duda para mí; ellas disfrutan harto el ponerme en aprietos.
ESQUINA-BAJAN
Luego de dos horas o fracción de charla y apuntes y luego de merendar y despedirnos, enfilé mis pasos a una cantina de poca monta a la cual voy los lunes al servicio de “dos por uno” en cervezas. De cinco meseras, ninguna faltó. Allí estaban ellas, riendo y trabajando. #UnDíaSinNostras, #NiUnaMás, #AltoaLaViolencia, #UnDíaSinPerros, #UnDíaSinGatos, #DíaMundialDeLaPoesia, #DiaDelPoeta, #UnDíaSinLuzEléctrica, #DíaDelPlaneta, #DíaDelDelfin, #DíaMundialDeLaOracion, #UnDíaSinAMLO… bla bla bla. Las variantes son infinitas. Los días pueden celebrar lo que sea, lo que sea. ¿Pero es efectivo? ¿Sirve de algo? ¿Sirvió de algo este día? ¿Cambió algo? Llamó su atención que este día fue un día más de trabajo y así debería de haber sido para todos y para todas. Creo en la educación, la cultura y los valores. Creo en las leyes. Pero no creo en la ley de la selva: quien grite más fuerte, quien suene la cacerola por más tiempo, quien pinte más murales “de protesta” es quien gana. Gritar, pintar consignas hueras, vociferar. ¡Bah, paparruchas! Eso no es lo mío y no creo un ápice en ello.
Dos días de protesta: días hueros, tibios, vacíos; sin ideas ni planes de fondo. Mientras las mujeres primero gritaban (día 8) y luego se hacían invisibles, según ellas (día 9), pasó lo siguiente, estimado lector. Lo digo de nuevo, lo que voy a reseñarle fueron los dos o tres días en que las mujeres protestaron: en Salamanca, Guanajuato, asesinaron a Nadia Rodríguez, estudiante de 22 años de la Universidad Iberoamericana. Ella escribió en su cuenta de Facebook: “Si algún día soy yo, sepan que jamás me rendí…”. Pues sí, pero ya está muerta. ¿Había recibido amenazas? Pero no fue a levantar acta alguna, sólo lo hizo en sus “redes virtuales en tiempo real”. Su muerte es real. En Veracruz mataron a una adolescente de 16 años a puro balazo. Estaba embarazada. En el feudo del panista Jorge Zermeño, Torreón, mataron a golpes a una mujer. En Cancún mataron de seis disparos a una mujer. En Querétaro fue encontrado el cuerpo de una dama tirado en un baldío…
¿Vestir de morado si apoyas a las mujeres, vestir de arcoíris si apoyas a la comunidad lésbico-gay, vestir de rosa y con un moñito si apoyas a las mujeres con cáncer de mama, vestir de… bla bla bla? Caray, ¿usted cree en eso? Lo respeto. Para mí son mamadas. Distractores. Lea lo siguiente: en los días 8 y 9 de “protestas” fueron asesinadas 21 mujeres y hay tres niñas desaparecidas de esos días. Entonces, ¿algo cambió? En lo siguiente sí creo: la enfermera debe de cuidar bien al enfermo, el policía debe de guardar el orden, la secretaria debe guardar secretos, el abogado debe abogar por su cliente, el chofer debe de conducir lo mejor posible, el escritor debe de escribir… cada quien en lo suyo haciendo lo mejor posible las cosas y en su entorno inmediato.
LETRAS MINÚSCULAS
¿Cambiar al mundo? Tema para dos monjes que hablan por celular con Dios: Raúl Vera y Pedro Pantoja. Fin.