25 Aniversario...
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“Actitud, motor de cambio” es el nombre del 25 Congreso Regional de la Mujer que, año con año desde hace 25, ha venido realizando la asociación Familia Unida Saltillo y la Pastoral Familiar de la Diócesis local. Si volteamos hacia atrás podemos ver el largo camino recorrido durante las dos décadas y media o, si se quiere, los cinco lustros de vida del Congreso Regional de la Mujer que llega puntualmente a su 25 Aniversario, sus bodas de plata. Desde el punto de vista de la ciencia de los números, el 25 es el de la intuición, el de la capacidad de trascender lo material y ver más allá. El Congreso, por su número y su tema, ofrece la posibilidad de percibir la actitud y, gracias a ella, vislumbrar lo que está por venir.
La actitud es, ciertamente, un viejo tópico que preocupa a la sociedad y constituye este año el eje central del Congreso Regional de la Mujer: “La actitud es una pequeña cosa que hace una gran diferencia”, una frase pronunciada por sir Winston Churchill y que lleva directamente al objetivo fijado para este año: “Identificar tus actitudes y lograr encauzarlas de manera positiva”.
A la identificación de las actitudes propias se encaminarán las charlas y conferencias que este año impartirán seis especialistas en el tema durante el jueves 19 y el viernes 20: los maestros Maruca Serrano, Carlos Gutiérrez, Olivia Núñez Orellana y Teresa Alarcón; el doctor Alejandro Molina y el padre Patrick Barry L.C. A las conferencias se agregan los testimonios de Dolores García Téllez de Landa y Patricia Zambrano para completar el programa con el que se espera llegar al examen concienzudo de las actitudes personales para encaminarlas a una vida mejor.
La actitud femenina es la que le marca el paso en la vida y es el instrumento más poderoso para alcanzar sus logros y metas propuestas. Con su actitud, la mujer ha construido poco a poco el avance en el reconocimiento del lugar que le corresponde en la sociedad y el papel protagonista que juega en la familia.
Invoquemos un ejemplo de actitud femenina enfocada a un logro positivo, a mejorar una condición de vida. Los documentos de archivo no sólo sirven para reconstruir la historia, también dan luz sobre los modos y las costumbres de la vida cotidiana. Uno encontrado en París, que data de la época en que sólo sabían leer los miembros de la sociedad más encumbrada y los pertenecientes a la más alta burguesía, mientras que para las clases bajas, como la obrera y la rural, no era accesible y mucho menos para las mujeres de las clases más pobres, siempre analfabetas. El documento da cuenta de la queja que sobre su mujer interpuso el señor Montjean ante las autoridades de la ciudad, porque su esposa, de oficio costurera, quería distinguirse y vivir en forma distinta a las mujeres de su condición social. Entre otras cosas, quería estar con un libro en el balcón, y el marido, muy perturbado y ofendido por el repentino cambio, presentó evidencias ante la autoridad y su queja quedó asentada en el papel: “...tenía un libro que no abandonó hasta después de las nueve de la noche y no hizo nada durante el día”. En el mismo documento se refiere a la lectura como “la ociosidad inmutable” de su esposa.
A la distancia podemos ver que la conducta de la señora Montjean era una actitud asumida para demostrar que ella estaba dispuesta a escalar el rango social y ganarse el respeto de una sociedad que en su tiempo no le permitía hacer eso a una mujer de su condición. Ella quería ser más que una simple costurera. No sabemos si la actitud fue la correcta y si en realidad aprendió a leer, pues se desconoce el desenlace de lo que en esa época podía considerarse un reto imposible de alcanzar.
El 25 Congreso Regional de la Mujer es una buena oportunidad para enseñarse a “reconocer las actitudes y encauzarlas de manera positiva”.