Actualizar la comunicación
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TEMAS
Es un asunto de emisores y receptores.
De mensajes y de códigos.
Los emisores inician el acto de comunicación. Puede tener muchos matices según la identidad elegida. Hay una multiplicidad de actitudes. Pueden ponerse muchas máscaras sobre el propio rostro. Se pueden tomar varias poses al comunicar. Y pueden perseguirse también una múltiple y abigarrada colección de objetivos.
Puede hablar el amigo, el promotor, el propagandista, el juez, el bien informado, el autorreferencial, el opinador, el crítico que no quiere dejar títere con cabeza. El emisor puede emitir desde sus prejuicios, miedos, resentimientos y apegos, o desde sus valores, convicciones, experiencias y destrezas.
Alguno quiere enseñar, otro divertir, otro presumir, otro contradecir. Cuando hay libertad sin libertinaje en la plaza pública o en la domesticidad hogareña de la privacidad, se entrecruzan los mensajes en todas direcciones y en todos los niveles. Desde la ramplonería hasta la servicialidad de la sinceridad desinteresada o de la profesionalidad generosa.
La temática de los mensajes abre un abanico de diversidades. Hay plataformas que los exhiben. No solo el periodismo sino la campaña política de trompadas y trapitos al sol, el spot televisivo, el tuit encogido, el Face y, plásticamente, el Instagram.
Hay plataforma de eclesialidades que requieren brevedad certera y enfocada, o de academia que puede resultar tediosa, especialmente en niveles universitarios.
El mensaje parece necesitar actualización en niveles familiares, porque pueden los padres formar para el amor y valorar la sexualidad en su verdadero sentido. Se evitaría una práctica que apresure, disloque o distorsione la madurez emocional de los adolescentes.
El diálogo conyugal lleva a rupturas porque deja de serlo y se convierte en polémica, dilema, intransigencia o autodefensa, viendo en el interlocutor un adversario.
El código común es el lenguaje. En casi todas las plataformas se contamina de rudeza, de vulgaridad o de frívola vaciedad, en contraste con aciertos que combinan lo lúdico con lo humanístico.
La mejor actualización de los receptores podría ser la pedagogía de la comprensión, la madurez relacional que busca descubrir, más allá de la diferencias, las actitudes, los temas, los lenguajes capaces de lograr la saludable unidad complementaria de las diversidades...