Adolescencia social
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¿Es adolescente este chico?
Anda entre los doce y los diecisiete años. Se suman más centímetros de altura. Su voz empieza a enronquecerse. Y ya desprecia los juguetes y muestra interés por la tecnología. Le atrae la música que tiene más de ritmo que de melodía. Busca originalidad en la propia apariencia. Empieza a notarse el vello sobre el labio superior y una incipiente pilosidad en el mentón. Algunos de sus amigos siguen burlándose de las chicas pero éste, como sucede a otros, empieza a sentir curiosidad y atractivo por alguna chava en particular.
Se forman grupos de afición, de entretenimientos, deportivos o de pandillería callejera, de exploraciones novedosas y, al mismo tiempo, se acelera su desarrollo afectivo y surgen enamoramientos obsesivos, con una comunicación de voz a distancia inalámbrica y de textos tecleados en chateos interminables.
Ellas también, por las mismas edades y con mayor aceleración, van dejando atrás su niñez. Su adolescencia moldea su cuerpo y se influencian unas a otras en su atuendo para una apariencia siempre renovada. Primero larguiruchas y con frenos dentales, luchando contra pecas y acné y cuidando con deportes su figura. Sus centros de interés emigran después hacia encuentros de conocimiento y amistad con compañeros en cuyo trato aparece pronto una fácil predilección.
Se requiere, en esa coyuntura del desarrollo humano, un cambio gradual de la actitud paternal y maternal. Un acompañamiento inteligente que fomente confianza, alegría, espontaneidad, con reciproca admiración y estima. No solo rigideces disciplinarias y autoritarismos críticos y enjuiciadores que intenten solo reprender y castigar. La conversación, el dialogo, el sentido del humor, el reír juntos, el buscar momentos felices, en que nadie se sienta dislocado y mucho menos excluido, se alternan con instantes de reflexión y análisis en que la mutua escucha es la mejor actitud.
Es la adolescencia el mejor tiempo para afianzar la fe en un ambiente de gozo y entusiasmo totalmente participativo. Se excluye el aburrimiento y se construye, comunitariamente, una fraternidad de libertad responsable.
Es adolescente una sociedad cuando se estaciona en corruptelas y oportunismos casi siempre untados de engaños e hipocresías.
Con una adolescencia —bien acompañada y orientada— se puede preparar una juventud capaz de desenmascarar y suprimir las deficiencias de una sociedad inmadura y contradictoria.