Alianza Federalista: ¿dispuesta a romper el pacto federal?
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¿Es justo el reclamo y válida la ruta escogida? Resulta muy difícil responder a esta interrogante con una negativa
“Si no hay diálogo y respuestas claras, estamos preparados para emprender la batalla legal y política. Entonces, nuestra lucha podrá ser el inicio del rompimiento legal del Pacto Federal con graves consecuencias para el País”.
La frase anterior constituye la advertencia más fuerte que un grupo de mandatarios estatales mexicanos haya expresado en la época moderna de México, para señalar ante la Federación que el modelo de organización política del país se encuentra al borde de la crisis.
Las palabras fueron pronunciadas en Coahuila por el gobernador Miguel Ángel Riquelme, pero no son solo suyas. La idea contenida en esa frase es la misma que refirieron, en actos simultáneos, los otros nueve gobernadores que, junto al de nuestra entidad, integran la denominada “Alianza Federalista”.
Acompañados de representantes de diferentes sectores sociales y de servidores públicos electos y designados, los mandatarios dieron el siguiente paso en el camino que ya habían iniciado cuando anunciaron medidas legales en contra de la decisión central de extinguir más de un centenar de fideicomisos.
No es una pugna nueva la del federalismo, es necesario decirlo, pero también debe señalarse que se trata de un acto inédito de “rebeldía” nunca antes visto en un país en el cual, por la razón que sea, los gobiernos locales y municipales siempre han privilegiado las “formas políticas” para ventilar diferencias y hacer avanzar sus demandas.
Y aunque los mandatarios que ayer se pronunciaron simultáneamente desde los territorios que gobiernan no plantearon la ruptura como primera opción, lo cierto es que no se contuvieron para señalarla, con todas sus letras, como una posibilidad hacia la cual podrían conducir sus pasos.
¿Es justo el reclamo y válida la ruta escogida? Resulta muy difícil responder a esta interrogante con una negativa, pues llevamos décadas en México escuchando señalamientos sobre cómo el centralismo fiscal deja a los órdenes estatal y municipal con muy pocos recursos para atender las necesidades de las poblaciones que gobiernan.
Por otro lado, la actitud con la cual el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha respondido a los reclamos de las entidades del país, así como las expresiones que cotidianamente utiliza para referirse a quienes no concuerdan con sus ideas, alejan crecientemente la posibilidad del diálogo.
Y lo que se pide, también debe decirse con toda claridad, no es algo descabellado ni fuera de lugar: que a los estados de la República llegue, en 2021, al menos la misma cantidad de dinero que se les entregará en este agonizante 2020.
Y es que de no ser así, dijo ayer el gobernador Riquelme, el 2021 se dibuja como un año “catastrófico”, pues no se contará con los recursos suficientes para hacer frente a las necesidades mínimas de la población.
La gran pregunta es: ¿contempla el proyecto de presupuesto de la Federación, dinero suficiente para 2021, como para obsequiar la petición de los gobiernos estatales? La respuesta es sí, y por ello no se comprende la actitud de cerrazón y la determinación a no dialogar que, justo es decirlo, no deja muchas opciones además de la escogida ayer por la Alianza Federalista.