AMLO y ‘El Chapo’
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Por aquellos años, década de los noventa del siglo pasado, quien esto escribe trabajaba entre la ciudad de México y Monterrey. Me dedicaba al mundo editorial, a los libros, como siempre. También, eran los inicios, los pininos de lo que luego se convertiría en la mejor feria del libro de México y Latinoamérica, la FIL de Guadalajara. A dicha feria y encuentro internacional de los libros y las letras, tengo yendo desde su primera edición. Aunque a últimas fechas (años) por diversos motivos no he podido asistir. Sin fallar, asistí toda la década de los noventa y la primera década de este nuevo milenio. Por esos años de los noventa del siglo pasado, fue cuando Joaquín Guzmán Loera, el ahora famoso “El Chapo”, apareció en sociedad.
¿El motivo? Se le relacionó inmediatamente con la muerte del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, acribillado de 14 balazos en el aeropuerto de Guadalajara, Jalisco. Vayamos por partes: los religiosos son gente extraña, al igual que los narcotraficantes o los políticos. Ríos de tinta, reportajes y libros completos han tenido como figura central al malogrado religioso que fue muerto a balazos en el aeropuerto de Guadalajara. En su momento, con una fineza de colección, Jesús Blancornelas publicó que en el “aeropuerto Miguel Hidalgo, de Guadalajara, aterrizan tantas versiones como aviones sobre el asesinato del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo”. Hoy encerrado a cadena perpetua en EU, “El Chapo” Guzmán, ¿qué fue lo que pasó aquella vez en el aeropuerto tapatío?
Por años se han manejado las siguientes “teorías”: lo mataron en una desgraciada confusión, el fuego cruzado entre bandas rivales (entre ellas, la naciente de “El Chapo”) fue lo que causó su muerte. Por esos aciagos años –lo siguen siendo– había una versión más: se desapareció un maletín que portaba en su mano derecha el cardenal y a decir de los conspiradores de tiempo completo, dicho maletín traía “algo” muy importante, posiblemente, decían, “una lista con nombres de involucrados en la mafia”. Pero, la mejor teoría y solución que he escuchado al respecto, es la de un viajero que le explicó a su hijo los pormenores del crimen, quien al llegar a Guadalajara y al señalarle el lugar donde cayó abatido el Cardenal, le espetó al crío: “Mira hijo, es que Posadas Ocampo fue confundido con un refrigerador”. Pues sí, puede ser, 14 balazos para abatir a un hombre de Dios que se parecía a un refrigerador. ¿Cuál es el denominador común de Joaquín Guzmán, Andrés Manuel López Obrador y Posadas Ocampo? Creen en Dios. Uno de ellos, el Cardenal, hablaba con Dios por teléfono. Directamente. AMLO todo el tiempo le pega a la mamada de su “Cartilla moral” y aboga por la buena “moral” de los delincuentes. Y los mafiosos ni se diga, son casi santos. Mandan matar, envenenan a todo mundo, roban, mutilan, destazan, pero creen en Dios. Van a misa, se confiesan y dan su diezmo, harto diezmo.
ESQUINA-BAJAN
Luego de este hecho, “El Chapo” nació como el principal personaje público nacional y luego, estrella internacional. Lo repito, estrella internacional. No es disparatado lo anterior. Los curas son estrellas mediáticas (Juan Pablo II es ejemplo de ello, junto con la Madre Teresa de Calcuta y otros), los políticos son estrellas mediáticas (Nicolás Maduro en su momento con su programa “Aló Presidente”, AMLO con sus esquizoides conferencias “mañaneras”), los capos del narcotráfico son estrellas lo mismo del espectáculo que de la política (“El Chapo” en contra de Carlos Salinas de Gortari, en contra de Vicente Fox, en contra de Felipe Calderón y claro, entrevistado por Sean Penn y Kate del Castillo). Los políticos, los curas y los capos son uno mismo, por eso son tan iguales, tan parecidos.
“El Chapo” Guzmán fue detenido 3 veces en 25 años. Pero, en esta última ocasión, fueron las autoridades gringas quienes lo juzgaron y le dieron su sentencia: cadena perpetua en una prisión en alguna parte del desierto gringo. Habita la nada. ¿Fue justo el fallo, no hay rasgo de humanidad en ello? pues caray, “El Chapo” nunca tuvo viso de humanidad con sus adversarios. Mandó matar a decenas de humanos, vendió drogas y envenenó a miles lo mismo en México que en Estados Unidos e incluso, en el mundo. El poder del sinaloense fue tal, que se le quería y se le respetaba, se le amaba y se le detestaba. Las pruebas como dijo públicamente el juez Brian Cogan de Nueva York, fueron abrumadoras y demostraron como Guzmán Loera utilizó el “secuestro, la tortura y el asesinato contra miembros de la organización y los que creía que actuaban contra él”. La Fiscalía pudo probar en EU que “El Chapo” en tres décadas traficó 528 toneladas de cocaína con un valor de 11 mil 810 millones de dólares. 423 toneladas de mariguana con un valor de 846 millones de dólares y 202 kilogramos de heroína por un valor de 11 millones de dólares (cifras conservadoras en el Juicio).
Pues bien, con estos datos mínimos, ¿sabe que dijo el Presidente de Morena, Andrés Manuel López Obrador? Que estaba “conmovido” por la sentencia en contra del criminal. Como es “humanista” y “creyente”, estaba “conmovido” por dicha sentencia de cadena perpetua. Conmovido por “El Chapo”, pero no conmovido por las más de 22 mil muertes violentas en los primeros siete meses de su gestión (el índice más alto de los últimos sexenios, desde que este tipo de estadísticas se llevan. Es decir, AMLO es un incapaz, no puede). Literal, espetó AMLO. “…cuando todas estas cosas terminan en condenas, como esta de estar en la cárcel de por vida, es una cárcel dura, inhumana, pues sí conmueve”.
LETRAS MINÚSCULAS
Cada 15 minutos un mexicano muere de causas violentas en el país en su gestión. No, eso no le conmueve. Regresaré al tema.