De los costos asociados al robo de combustibles en ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), hay uno que genera serias preocupaciones al gobierno federal: las tomas clandestinas se están ejecutando cada vez con mayor violencia en contra de los trabajadores de la petrolera dedicados a vigilar las instalaciones y cerrar las perforaciones ilegales.
El problema, de acuerdo con información de la Subdirección de Salvaguarda Estratégica de Pemex, ha llegado a tal grado que entre 2017 y 2018 (los dos últimos años de la pasada administración), entre 14 y 17 de cada 100 trabajadores dedicados a vigilar los ductos fueron agredidos por los huachicoleros.
El número de trabajadores petroleros agredidos físicamente por el crimen organizado y los huachicoleros aumentó de cuatro en 2013 a 162 en 2018.
Al primer bimestre de 2019, el número de trabajadores dedicados a vigilar la red de 17 mil kilómetros de ductos de la empresa asciende a mil 238. Esto signica que Pemex dispone de un empleado para recorrer 13.7 kilómetros diarios y vigilar esa infraestructura.