Auto-gobierno
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La palabra auto-móvil surgió en contraste a coches o carrozas estiradas por caballos. Los auto-móviles se popularizaron hace cien años.
Hoy el auto-móvil está obsoleto. Ya conocí al auto que lo va a desplazar: el Tesla, un auto eléctrico que se maneja solo. El Tesla eléctrico reemplaza el motor de gasolina por uno eléctrico y al conductor por una computadora guida por cámaras de alta resolución. Así de dramático es el cambio que estamos viviendo.
El Tesla es simplemente cautivante, una computadora con ruedas que aprende. Ya viví la experiencia y me sedujo a escribir esto.
El auto-gobernado móvil se maneja solo. Frena, arranca, se estaciona. Sus cámaras bordo ven los otros autos, las rayas del pavimento. Ya pueden mantenerse en la carretera sin intervención de su conductor. Autogobernados sería un nombre equivalente a automóvil.
La era de las carrozas y coches de caballos coincide con la era de la pluma y el papel. Fue entonces que se inventó la democracia representativa, claramente condicionada por la extrema lentitud de los diputados para transportarse.
El mundo está cambiando dramáticamente. Sin embargo, las instituciones heredadas de la era de papel y lápiz, de coches de caballos no sólo estorban, sino que se rehusan a ser sustituidas. Las burocracias se defienden solas.
Quizá como nuestras instituciones burocráticas se aferran al pasado, Andrés piensa que así seguirán por los siglos de los siglos. Para él, el tiempo no pasa y de allí su terca campaña por Los Pinos, con las mismas cantaletas, con los mismos odios, y ocurrencias.
En los quince años que tiene de aspirar a la Presidencia, el mundo cambió radicalmente, pero él se quedó igual de terco, cerrado y hasta retador.
La verdad, Andrés me da risa porque sueña con llevar a México a resucitar el pasado. Sus discursos son inequívocos en este respecto.
México necesita gobernantes que tengan como héroes a Steve Jobs, Bill Gates y un Elon Musk, empresario de fábula. Estos son los héroes que nos urgen habiten las mentes de las nuevas generaciones. ¿Madero? Que se quede como nombre de calle y ya.
Después de vivir la experiencia Tesla, no puedo evitar ver las calles llenas de auto-saurios traga-gasolina destinados a la extinción. La impactante nueva realidad nos debe despertar a todos. El mundo cambió y el deseo de Andrés de regresar a México a las románticas nociones de la Reforma, la Independencia y la Revolución son francamente de risa loca.
Esa desconexión con la realidad, es la misma que le impide —siendo un hombre bien intencionado— detectar a los sinvergüenzas que lo rodean. Como político es ciego total a la bola de transas que lo rodean. No uno sino varios de sus operadores políticos han resultado verdaderos criminales, y él nunca los detectó.
Quizá sea bien visto por la mitad de México vive aún en la era del coche de caballos, de la pluma y el papel. Y la minoría moderna se rehusa a incorporarse a la campaña que fijará el rumbo de México en la era que ya inicia del “autogobernado”.
Las opciones son claras: hay que escoger entre el México que apuesta a las soluciones burocráticas, que ensalzan organismos como el INE, el IFAI, Cofeco, etcétera, y el México del futuro en el que los ciudadanos escogen autogobierno y democracia participativa en vez de representativa.
Nunca hicimos jalar la democracia representativa. Una tercera parte del País se puede quedar con la presidencia. Tan mal así está nuestro sistema. Como dicen, la trampa está hecha a la medida del entrampado.
Quienes quieran el futuro de autogobierno tendrán que luchar por él con mucho empeño. El sistema de gobierno mexicano está diseñado por y para los coches de caballos en las calles, ya ni siquiera el automóvil.
La decisión es entre aceptar que el Tesla y el auto-gobierno llegaron para quedarse o treparnos en la carroza de Andrés que nos transportará al pasado y nos dejará arrumbados en el yonque de mexicanos-chatarra.
javierlivas@prodigy.net.mx