Ayotzinapa: el teatro
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“Cuando no haya nadie cerca o lejos,
yo vengo a ofrecer mi corazón”.
Fito Páez
Primer acto.
Jesús Murillo Karam, ex titular de la PGR, está parado al centro de un escenario teatral a oscuras. Un chubasco de luz cae sobre su persona. Mira al vacío y dice: “los 43 normalistas de Ayotzinapa fueron ejecutados e incinerados en el basurero de Cocula, Guerrero. Ellos fueron señalados por integrantes del grupo criminal Guerreros Unidos de pertenecer a la banda rival de Los Rojos y, por ello, los asesinaron. Esa es la verdad histórica”. Se apaga la luz.
Imágenes de los 43 rostros normalistas aparecen en el telón, el techo y las paredes del teatro, mientras las consignas encienden los oídos: “México ¡grita!”. “Vivos se los llevaron. Vivos los queremos”. “Tu dolor es mi dolor. Tu voz es nuestra voz”. “Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el Gobierno”.
Segundo acto.
En silencio, con el teatro a oscuras, se abre el telón y la voz de una mujer joven se escucha: “Nuestra verdad es otra. Fue un ataque masivo (seis muertos, 43 desaparecidos y 80 víctimas de persecución) en 9 distintos escenarios de ataque, durante más de tres horas. Fue concertado: policía municipal, estatal, federal y Ejército monitoreaban desde horas antes, por el sistema de comunicación C4, los movimientos de los estudiantes de Ayotzinapa que iban en autobuses. En el registro del C4 hay dos vacíos a la hora que desaparecen los estudiantes. Todos los cuerpos oficiales participaron agrediendo o como observadores de los ataques en los 9 distintos escenarios. Hubo una coordinación general y estructura de mando jerárquica durante el operativo”.
La audiencia permanece absorta. La mujer continúa: “Nuestra verdad no termina ahí. No pudo haber en el basurero de Cocula una pira suficiente para incinerar 43 cuerpos, lo cual requeriría 60 horas, 13 mil 330 kilos de neumáticos, una llama de 7 metros y un calor tal, que hubiese provocado un incendio forestal. “¡Escucha Peña Nieto: Vivos se los llevaron. Vivos los queremos!”. Se cierra el telón.
Tercer acto.
Aparecen los 43 rostros normalistas, ahora, tachados con una cruz, alrededor de una pantalla ubicada al centro del escenario. Mientras, una voz en off solicita a los asistentes ponerse la máscara ubicada bajos sus asientos.
Estos datos son proyectados: “97% de los mexicanos saben de los hechos ocurridos en Iguala, Guerrero”.“Seis de cada 10 mexicanos no considera cierta la versión de la PGR”. “Ocho de cada 10 entrevistados desaprueba el trabajo realizado por la PGR”. “83% de los entrevistados se manifestó en contra de que la PGR cierre el caso”.
Se cierra el telón. Se prenden la luces del teatro. Los asistentes, enmascarados, tratan de reconocerse a través de las mascaras blancas que llevan estas palabras inscritas: “No te rajes herman@. Ayotzinapa somos todos”.
En ese momento, una canción los abraza: “¿Quién dijo que todo está perdido?/ Yo vengo a ofrecer mi corazón/ Tanta sangre que se llevó el río / yo vengo a ofrecer mi corazón”.
“No será tan facil, ya sé que pasa/ No será tan simple como pensaba/ Como abrir el pecho y sacar el alma, una cuchillada de amor…”.