Buenas noticias desde el encierro II
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Seguimos con la lista de la semana pasada, al parecer el lado positivo del encierro mundial supera por mucho los cinco ejemplos anteriores: la caída de los muros, la heroicidad de los trabajadores de la salud, la unión de la familia, la responsabilidad solidaria y las ideologías superadas. Naturalmente no podemos generalizar, siempre hay uno o muchos prietitos en el arroz. No obstante, sigamos con lo positivo.
1. El planeta por fin descansó de nosotros, así de fácil. Seguramente no vamos a resolver el problema con un par de meses de encierro, el reto es mucho mayor. Pero lo que sí queda claro es que nuestro encierro ha generado una disminución drástica en las emisiones de CO2, aunque de manera concentrada, precisamente donde se aglomera la pandemia. Baste el ejemplo de China, el país que más contamina este mundo. El coronavirus significó una disminución de 25 por ciento de sus emisiones de CO2 en cuatro semanas (https://news.un.org/es/story/2020/03/1471562).
2. Las redes sociales pueden ser un instrumento constructivo, positivo. Hemos sobrediagnosticado sus efectos negativos. Pero con nuestro gusto por el drama y la catástrofe, por la mala noticia por encima de la buena, olvidamos que la especie humana está más conectada que nunca. Las plataformas han servido como un estupendo medio de información, convivencia y solidaridad. Los enconados debates han dado lugar a la formación de frentes comunes. Queda demostrado que las plataformas son eso, simples medios, quienes hacemos buen o mal uso de ellas, somos nosotros, los seres humanos.
3. Home office. Trabajar desde casa. Gracias a la tecnología sabemos que el mundo y en particular nuestras oficinas entre cuatro paredes pueden sobrevivir sin nosotros. Varias personas me han comentado que su carga de trabajo ha crecido. La mía, sin duda, no ha disminuido. No obstante y a pesar de ello, dispongo de más tiempo para convivir con mis hijos, cuestión de poner a prueba la eficiencia del ser humano. ¿De qué se trata? ¿De acumular horas de oficina para cumplir un horario establecido; o de terminar las misiones acordadas? Creo que los resultados nos importan más que las horas hombre. Sea cual sea el futuro de los espacios físicos llamados oficinas, lo cierto es que la oficina en el hogar se puso a prueba en todo el planeta, la tecnología resultó ser un gran aliado y hasta reditúa en menos traslados, más eficiencia y en ahorro de tiempos, dinero, combustibles y esfuerzo.
4. Miedo bendito. Resultó que el ser humano no es todopoderoso. Un virus diminuto nos puso de rodillas y nos llenó de miedo a lo desconocido. Los jefes de Estado y de Gobierno empezaron a apelar a nuestra fuerza, a nuestra resistencia y a Dios, ese ser todopoderoso tan ausente en el trajín cotidiano de los humanos. Saldremos de ésta. No debemos olvidar nuestra fragilidad, nuestra debilidad, porque en ella está nuestra fuerza como especie. Sólo en solidaridad, cuidándonos unos a otros, podremos conquistar el futuro.
5. Un nuevo comienzo. Sin duda el mundo no será el mismo, no deberá serlo. La Historia hablará de este tiempo como de la gran pandemia de 2020, la primera con impacto planetario. Los niños de hoy platicarán a sus hijos, como nuestros abuelos comentaron la Primera o la Segunda Guerra Mundial. Más importante aún es la posibilidad de un nuevo comienzo. Una visión compartida del futuro basada en un aprendizaje conjunto. No será fácil, dice Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte): En mundo sin líderes, cuando esto pase y lleguen las consecuencias habrá negocio para demagogos, oportunistas y canallas. Algunos ya están ahí, frotándose las manos. Todas las dictaduras que recuerdo empezaron con alguien que entre las ruinas de algo prometía pan y seguridad”. Cuidado.
Hace una semana, la cifra de muertes rondaba las 12 mil personas en todo el planeta. El sábado 28, estábamos superando los 31 mil. Estados Unidos es ya la zona cero de la pandemia y a nuestro Presidente ya le cayó el veinte. Más vale tarde que nunca. Ahora sí viene la fase complicada. Dios nos bendiga a tod@s.