Cada quien sabe a qué distancia situar a otras personas
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Se estremecen los correlativos.
Hay que poner sana distancia hacía muchas realidades para descubrir la sana cercanía olvidada o descuidada, de otras realidades más pequeñas, más inmediatas, más domésticas y por lo mismo, más íntimas. No son ya urgentes. Ni siquiera importantes. Sospechamos que son esenciales.
La pareja, acostumbrada a las ausencias periódicas de puntos suspensivos, se encuentra de pronto con los puntos y las comas, los dos puntos y los punto y coma. Parece todo meterse en un paréntesis. Hay signos de admiración y de interrogación. Hay salpicaduras de faltas de ortografía conductual. Lo mismo se descubren instantes de gran serenidad como momentos en que hay tambaleo de equilibrios y se requiere genialidad para una improvisación salvadora.
Cada quien sabe a qué distancia situar a otras personas. No es astronomía, pero la misma Tierra un poco más cerca del sol nos haría a todos cocinables al pastor y un poco más lejos estaríamos semicongelados, derritiendo, en sartén al fuego, los trozos de hielo de las palabras para poder entendernos. Cada quien escoge a quien tratar con quien tener entrevistas y con quién convivir para pasar momentos regocijados y siempre crecer y mejorar en las pruebas.
Entusiasmo, alegría, espontaneidad, creatividad, pluralidad y diversidad en armónica complementación es un resguardo comunitario, con la ley del Ene-cu (no quejarse).
SER CREÍBLE CON LOS INCREÍBLES
“Hay gente, hay amigos increíbles” decía un enredado, agradecido por los detalles generosos de sus mejores amigos. Con esa gente increíble se le aconsejaba ser creíble para que todos le tuvieron confianza. Sólo la gente increíble merece ser creíble para quienes reciben la sorpresa de su congruencia. La salud social sin epidemias egolátricas es la que hace circular la confianza que respeta y la gratitud que reconoce. Eso es lo verdaderamente humano. Es la plebeya aristocracia de la sencillez en ambientes de carencias. El poder que sirve cultiva también esa nobleza espiritual que no necesita titulos académicos e irradia esa cortesía que todo lo suaviza y lo hace placentero.
INFODEMIA SIN CUARENTENA
Es también virulenta. Con cachucha de gángster en lugar de corona. Y contagia las redes con falsas informaciones. Con calumnias tan descaradas que resultan contraproducentes por su cobre visible y su desfachatez. Tienen también multiplicación exponencial robótica, despersonalizada y calumniosa. Es comida chatarra para la obesidad enfermiza de consumidores adictos a basuras y desechos. Toda podredumbre tiene sus vuelos zopiloteados sólo que en esta infodemia no limpian sino ensucian más. Así como la prensa se cura con la prensa. Las mismas redes desenmascaran o ponen en evidencia la ramplonería sin ética de intrusos que acaban intoxicados con su propio veneno. Es el reverso de la libertad de opinión. El libertinaje que inventa derechos olvidando obligaciones.
BONDAD MATERNAL
Está el tejido de raza, historia, cultura, lengua y fe en todo el subcontinente. Especialmente en estas tierras, la fragancia maternal viene del Tepeyac. Recogió el “Nicán Mopohua”, del indio Valeriano, las palabras de una madre: “la madre del verdadero Dios por quien se vive”. Y hablando al más excluido que se decía ser sólo “escalerilla de tablas”, le llamo “hijito, pequeñito y delicado” y le quitó todo temor al decir: “¿no estoy yo aquí que soy tu madre”. Y dejó su retrato en la tilma del indio y lo hizo su portavoz para que se construyera su “casita”.
Construir un templo de piedras vivas fue su encomienda. Y ese templo sigue en construcción. La fecha del mes de mayo hace poner la mirada en las madres y hay sentimientos filiales de admiración y gratitud. Y hay plegarias, manjares y oraciones, regalos y abrazos, cantos madrugadores. Los resguardos y las distancias hacen un diez de mayo en que se da honor a las que viven y se recuerda a quienes tuvieron su pascua y siguen vivas en gloria y en memoria filial.