Café Montaigne 114
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Con sorna e ironía, la aguerrida actriz y activista social Jesusa Rodríguez ha dicho sobre la pintora mexicana Frida Kahlo (1907-1954) que es la “Barbie del tercer mundo”. Para la novelista y periodista Elena Poniatowska, “Frida Khalo pasó de un objeto de culto a ser mercancía, un arte que después de 50 años se degrada a materia de consumo como un logotipo para vender pashminas”.
La pintora mexicana, quien fuera militante en la liga comunista mexicana en la década de los años 20 del siglo pasado, arriba este año a la “celebración” de su aniversario de muerte, 65 años para ser exactos. Y como aquí en México celebramos la muerte y no la vida, es necesario una vez más abordarla y desplumarla.
Frida, la sufrida, se ha convertido en producto “exótico y sofisticado”, según la voz de Jesusa Rodríguez. Hoy, arrecia la comercialización de su figura en llaveros, estampas, afiches, tenis, tequila, muñecas y se le rinde tributo y pleitesía de las formas más ortodoxas: una de ellas fue el bautizo de dos aviones con los nombres de la pintora y su pareja, el pintor Diego Rivera. Y de hecho, Diego es infinitamente superior a la magra obra de la esmirriada mexicana. Mario Vargas Llosa, el Nobel peruano nacionalizado español, con su pluma siempre ácida ha llamado “bufón del tercer mundo” al subcomandante Marcos. Al buen Diego Rivera le enderezó lo siguiente: “ha pasado a ser conocido cada vez más como el marido de Frida Kahlo”. Para desgracia de todos, así es.
La tragedia sigue envolviendo la vida de Frida, la cual ahora se ha convertido en afiche, escapulario, ícono, estampita casi milagrosa y producto de consumo masivo. Lejos está el desmenuzamiento de su controversial figura e incluso la validez o sobrevalor que envuelve a su “arte y su pintura”, más emparentado con el exorcismo del dolor y la terapia física y mental, y no con el dilatado aprendizaje del arte, los rudimentos del dibujo y la pintura figurativa de la cual en teoría es heredera. De hecho, ella misma lo confesó: “Nunca pensé en la pintura hasta 1926, cuando tuve que guardar cama a causa de un accidente automovilístico. Me aburría muchísimo ahí en la cama, con una escayola de yeso… y por eso decidí hacer algo. Robé unas pinturas al óleo de mi padre, y mi madre mandó hacer un caballete especial, puesto que no me podía sentar. Así empecé a pintar”. Así por pasatiempo y sin estudios de ningún tipo, así inició Kahlo su andanza por los vericuetos del arte. Frida sufrida. La temática de los retratos (autorretratos) de ella misma es una agobiada por sus padecimientos físicos y numerosas intervenciones quirúrgicas, la pintora aborda el dolor desde todas sus ramificaciones posibles. De ahí entonces sus impresionantes cuadros los cuales la retratan de cuerpo entero, entregada a los lamentos de dolor y la flagelación como manera de exorcizar sus demonios y su infierno diario.
ESQUINA-BAJAN
La catarsis se convirtió en arte y el arte al día de hoy se convirtió en afiche, playera barata, tenis deslavados, pulsera promocional y hasta tequila para olvidar las penas. Pero, pocos saben hoy, en 1953 se abrió una exposición individual de su obra en la galería Arte Contemporáneo de la capital del País, la cual fue la única en vida de ella en México. Antes, en 1943, ingresó como profesora a la escuela “La Esmeralda”, donde algunos de sus alumnos formaron el grupo conocido como “Los Fridos”, a quienes dirigió en la decoración de la pulquería “La Rosita” y unos lavaderos públicos en Coyoacán. Arte urbano y social.
Hoy, en el 65 aniversario de su muerte, Frida Kahlo ya no es más la artista aguerrida, es un ícono de mercadotecnia para vender playeras baratas, como lo es también la figura de Ernesto “Che” Guevara. Rivalizando en ventas y comercialización, la llamada “Barbie del tercer mundo” se ha vuelto un producto más para comprar o vender en un mundo ávido de consumo. Con el paso del tiempo, lo más probable es que sea suplantada por algún otro afiche. Tal vez sobrevalorada su pintura, la cual alcanza precios estratosféricos en las subastas internacionales (en 2016, su cuadro “Dos Desnudos en el Bosque” obtuvo la cifra de 8 millones de dólares), la “fridomanía” aún tiene sus días y puntos álgidos de buena venta y comercialización, como un producto más de exportación mexicano. El análisis de su pintura y su vida, su inserción e influencia en las generaciones posteriores de artistas mexicanos y la vigencia de su legado están ausentes en una sociedad acrítica, la cual ahora la idolatra en tenis, latas, muñecas, tequila, pulseras, afiches…
Por cierto, en el texto “Los Años con Laura Díaz”, Carlos Fuentes pone en boca de una Frida Kahlo imaginaria este soliloquio: “Puedes mirarme sin pudor… decir que me veo horrible, que no te atreves a mostrarme el espejo, que a tus ojos hoy no soy bella, en este día y este lugar no soy bonita, y yo no te contesto con palabras, te pido en cambio unos colores y un papel y convierte el horror de mi cuerpo herido y mi sangre derramada en mi verdad y mi belleza, porque sabes, amiga mía de verdad, de verdad mi cuata mía a toda madre, ¿sabes?, conocernos a nosotros mismos nos vuelve hermosos porque identifica nuestros deseos. Cuando desea, una mujer siempre es ella….”. Pues sí, siempre aflora el horror y el dolor cuando se habla de esta mujer y su “arte” el cual puso de moda una diva, Madonna. Así como a Roberto Bolaño lo catapultó a la fama literaria (ventas) una presentadora de televisión gringa, Oprah Winfrey (noviembre de 2008), cuando comparó la obra de Bolaño con la de… J.K. Rowling. En fin, así anda la cosa de la “literatura” y el “arte” hoy en día.
LETRAS MINÚSCULAS
Ana Sofía García Camil, la “Señora de las Culturas”, tiene más de dos sexenios al frente de semejante elefante blanco y no, no ha podido gestionar la exhibición en la ciudad, al menos de una pinturita de la Kahlo…