Café Montaigne 79
COMPARTIR
TEMAS
No más. Dios es interminable. Por eso seguiré hablando de él y su creación. Vamos a seguir haciéndolo, pero ya no de forma ordenada, como lo planeamos en esta columna sabatina
Dios, ese ser inasible e inconmensurable. ¿Lo notó? Apenas seis palabras y hay más dudas a certezas. ¿Dios es un ser, un ente, una fuerza cósmica, una energía, una persona, un viento, un soplo, una nube, un sol, una sombra, un rencor, una ira, un monte…? Acabamos ya este año. Lo vamos terminando de nuevo bajo palio y con una meta a la cual hoy decimos, hasta aquí. Voy a dejar descansar a Dios.
Fue un año completo donde exploré, donde exploramos juntos de nuevo a Dios y sus aristas. Sin duda, más dudas a certezas surgieron al arrastrar el lápiz y la pluma el pergeñar notas e ideas en esto lo cual titulamos “Hablemos de Dios.”
No más. Dios es interminable. Por eso seguiré hablando de él y su creación. Vamos a seguir haciéndolo, pero ya no de forma ordenada, como lo planeamos en esta columna sabatina. Creo yo, es tema el cual van a retomar mis dos vecinos: Javier Cárdenas Silva y Luferni (Luis Fernando Nieto). Su enfoque es muy diferente al mío, pero sin duda, nos iluminarán parcelas las cuales para mí, son letra muerta. Voy dejar descansar a Dios una temporada, pero insisto, lo seguiré abordando y tratando de explicarlo (explicármelo) y sin duda, por el resto de mi vida. Tengo nuevos libros y según yo, tengo nuevas ideas al respecto, pero primero y en base a sus comentarios, señor lector, vamos a continuar con esta tertulia sabatina de “Café Montaigne” la cual gracias a usted, se ha convertido en un punto de reunión semanal y referencia cultural. Y como en los “Ensayos” del señor de la montaña, Michel de Montaigne, todo cabe en ellos, todo cabe en esta escritura y temas por explorar, debatir, opinar; enrollar y desenrollar, según el caso.
Por eso es una tertulia, por eso practicamos esto llamado ensayo. Género literario supremo el cual acepta cualquier arista o camino a explorar y en cualquier tema posible propuesto. Este año el cual recién inicia, nos detendremos, morosos, en temas para ensayar.
Bien puede ser un libro, el lenguaje mismo, la revisión de la obra de un gran escritor, como lo es Henry Miller, el divino Homero, T.S. Eliot, Walter Benjamin, de quien estoy revisando muchas de sus obras; releer a Nietzsche… si, todo ello, pero sin olvidarnos de Max Ritcher (escucharlo, paladearlo), abordar a Joseph Hayden, visitar a Wagner, escuchar al tenor Javier Solís; hablar de la amistad, los celos, de la ira como motivo literario; ir al retrete y encontrar las resonancias secretas de sus sílabas y su lugar en la antropología, en la sociología y en la literatura. ¿Ya lo ve?
Todo es explorable en un buen texto de ensayo, todo es nuevo a la vez y es necesario traducirlo a palabras nuevas para sujetarlo y entenderlo cabalmente, aunque sea por un efímero momento de nuestra vida tan fugaz como nebulosa se vuelve en un minuto.
ESQUINA-BAJAN
El frío aprieta en la ventana por la temporada invernal la cual nos asiste. En lo personal, esta temporada me sienta bien y es cuando más me dedico a leer y escribir literatura. El clima en este caso, es un aliciente, no una barrera. Pero como es clima gris y melancólico, hay días, días muy especiales, cargados de tristeza y nostalgia. Días en los cuales habla el trueno, para decirlo con T.S. Eliot, “cuando la jungla se acurruca, se encoje en silencio”, y es entonces cuando llega el “momento de flaqueza” al buscar en nuestro lecho (en el mío, en mi caso) un cuerpo tibio de mujer para acariciar. No pocas veces, es un hueco, la sombra de aquello pasado. Sin duda, más un obituario y no la certeza del amor de pareja.
Reniego entonces de la sombra, cuando ésta pasa cantando su triste tonada amorosa. ¿Tener una musa viviendo aquí en mi residencia sólo por la estación del otoño e invierno? No sé. ¿Quién aceptaría semejante propuesta la cual para mí, es harto civilizada? Vivir toda una vida juntos es cuestión de sacrificio, no de amor compartido. Ya luego, el amor y deseo se convierte en rutina, luego en recelo, posteriormente en un sesgo de intolerancia y abulia.
Termina no pocas veces en rencor manifiesto. El lado contrario son los celos, los ataques irracionales por ambas partes. Los celos provocan el desquiciamiento total (Juana La loca, al saber de los amoríos de su esposo, el archiduque Felipe de Austria). Pero también los celos o el estar atado por siempre a la misma pareja, provocan brotes de estupidez, como la esposa del divino Joseph Hayden, quien se hacía los rulos del día (su peinado, vaya) con… las partituras del sabio compositor, mi preferido. ¡Ay de la ignorancia y frivolidad de ciertas féminas! Puf.
Mientras termino de pergeñar este ensayo, este texto. Mientras lo corrijo y enredo y desenredo para su fiel y atenta lectura, he puesto a hervir un ponche, esa bebida tan mexicana como ibérica lo es, a la cual y en esta temporada, agrego generosas medidas de ron de cualquier tipo de marca o pelaje a la mano (el ideal sería un Zacappa, pero las finanzas me obligan a poner un Bacardí, ni pez), con tal de entibiarme el alma. El ponche huele a ambrosía divina. El olor de la guayaba y canela potencia al potaje. Y no puedo dejar de recordar cada vez al nombrar este fruto, la guayaba, de ese General de vida real y leyenda (Simón Bolívar), el cual en la novela de Gabriel García Márquez, muere en un banquete nocturno cuando un puñado de guayabas hervidas lo empacharon, provocándole nauseas y retortijones sin fin…
LETRAS MINÚSCULAS
Para evitar se me peguen las guayabas a mi panza, voy agregar doble ración de ron a mi potaje. Salud señor lector. Salud.