Café Montaigne 88
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TEMAS
Agradezco infinitamente su atención y el tomarse este café sabatino conmigo, señor lector.
Gracias. No pocos comentarios he cosechado, no pocas apostillas me han llegado de gente la cual claro, sabe más a este escritor sobre todo los temas los cuales hemos desarrollado, desenrollado, desenredado y vuelto a enrollar en base a ensayar dichos argumentos tomando como piedra angular a Michel de Montaigne. Por cierto, acaba recién de editarse una nueva reimpresión de sus famosos “Ensayos”, para editorial Porrúa. El precio es bastante aceptable y la traducción es buena.
La recomiendo. La acabo de ver en una buena librería de Monterrey. Decía de no pocos comentarios haber cosechado al comentar y abordar aquí, aunque sea muy ligeramente, a ese genio del renacimiento, pintor, mílite, ingeniero, anatomista, gastrónomo, escultor, músico, escenógrafo… Leonardo da Vinci.
Atentos lectores como usted, me piden más letras al respecto y desde otros ángulos o aristas. Este es el tercer texto del tríptico aquí prometido, pero sí, regresaré con un díptico más aunque el tema, la obra, cuadernos, dibujos, letras, textos, aforismos y enseñanzas de Leonardo, son inagotables.
Tiene razón el investigador Luis Racionero (Ex becario de la Fundación Fullbright y ex Director de la Biblioteca Nacional de Barcelona, España) al afirmar con una economía de palabras dignas de elogio lo siguiente: Leonardo da Vinci y su influencia es bárbara hasta el día de hoy.
El siglo XVIII se volcó en sus dibujos grotescos o de plano, donde retrataba la belleza de la fealdad, el siglo XIX y como el XX y XXI, sigue enamorado de su sonrisa enigmática de su inconmensurable “Mona Lisa” y el siglo XX ha venido a “descubrir” su pensamiento no sólo artístico (su “Tratado de pintura”, el cual acabo de conseguir en una bella edición ibérica.
Me ha costado una fortuna, pero vale la pena), sino también su pensamiento “literario”, su prosa ceñida y rica en ideas, y claro, toda su argamasa de estructuras, visión del mundo y atisbos de un futuro el cual se ha cumplido en muchas, muchas apuestas y especulaciones científicas.
Pero creo también usted lo ha notado, no hemos abordado aquí todo eso conocido como simbolismo hermético, o conocimiento sólo para “iniciados” los cuales mucha gente dice, Leonardo da Vinci poseía. Lo vamos a dejar para posterior texto para prepararme al respecto.
En el texto de la semana pasada, nos detuvimos en una especulación directa para los “memes” de hoy, con lo cual se educa todo mundo en Facebook.
Dijimos de aquello lo cual especuló un gran conocedor de la obra de Leonardo como lo fue Sigmund Freud: el homosexualismo latente o en potencia, del maestro del renacimiento. Hoy y al parecer de acuerdo a lo ya sobado e investigado por eruditos: sí, el maestro fue homosexual. Por eso, la pintura y escultura de efebos, andróginos, hermafroditas en sus cuadros, dibujos y frescos.
ESQUINA-BAJAN
Cuenta el estudioso Luis Racionero, al revisar las más de 5 mil páginas las cuales sobreviven de sus cuadernos de apuntes al día de hoy (imposible revisarlas en español, no hay edición íntegra. En francés si está disponible. En italiano, claro; pero no en español, salvo enjutas selecciones de sus textos. Puf, por eso navegamos siempre en el tercer mundo), en más de 5,000 páginas, no hay ningún nombre de mujer. Salvo el de su madre y esta nota a vuela pluma: “Giovanina, tiene una cara fantástica, está en Santa Catalina, en el hospital.” ¿Nada más? No hay más referencia a mujer alguna. ¿Y las mujeres las cuales aparecen retratadas para la eternidad en su obra? Pues tomemos la enseñanza de otro gran maestro del tiempo, el mismísimo Rafael, el cual dice en una carta: “… dada la escasez de mujeres bellas, me sirvo de cierta idea que me viene a la mente.”
No pintar la realidad, sino la idea de la realidad la cual tenemos en la cabeza y nos habita. No escribir un bello poema sobre la flor, sino la idea de la belleza de esa flor, la cual nos habita. Evocar, recrear; no retratar. ¿Se gana o se pierde algo al saber de estos efebos, estos hermafroditas los cuales rodeaban como aprendices al maestro Leonardo da Vinci, siendo “malos pintores”, nos advierte el investigador, y eran en verdad la inspiración la cual plasmaba el maestro? Pues es intrascendente el juicio moral.
El arte del maestro Leonardo da Vinci, es eso, arte. No hay arte moral ni inmoral, para recodar al gran Oscar Wilde. Sólo se está bien escrito un texto, o mal escrito. Pero, nos cuenta Racionero en su libro, cuando Leonardo se encuentra trabajando en Florencia (1476 a 1482) se reciben dos denuncias de sodomía depositadas anónimamente en la Signoria de Florencia. Vayamos directos: se acusa a Leonardo da Vinci y otros jóvenes, entre ellos un tal Tournabuoni, de escándalos públicos nocturnos con el joven y muy reconocido
pederasta de esa época, Jacobo Saltarelli.
Antes de terminar su tremendo ensayo, Racionero deja caer la línea: “… la comprobada homosexualidad de Leonardo…” Página 162. Sigue Racionero: “El andrógino aparece por primera vez en la enigmática y siniestra Santa Ana del cartón de Londres, donde la madre se confunde con el fauno… andrógino es el “San Juan” del Louvre, con su sonrisa voluptuosa y sardónica…” mucho, mucho por explorar y ver y volver a ver con otros ojos y otra mirada, luego de empaparnos de la figura y misterios de Leonardo da Vinci. Maestro de la ambigüedad, Leonardo fue el primer pintor capaz de “pintar el aire.” Y este aire, este torbellino, huracán, el famoso “sfumato”, es la aureola mágica y mítica la cual hace posible la sonrisa eterna de…
LETRAS MINÚSCULAS
“Gioconda.” No “ella” sino él.
No pintar la realidad, sino la idea de la realidad la cual tenemos en la cabeza y nos habita. No escribir un bello poema sobre la flor, sino la idea de la belleza de esa flor, la cual nos habita