Carrera en familia
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Sigue la aventura existencial.
A gran velocidad. Esta nave esférica no tripulada avanza dentro de la galaxia Vía Láctea, en la corriente expansiva del universo. Lleva un doble movimiento giratorio. El que produce los días y se da en su propio eje, y el que produce los años y se da alrededor de nuestra estrella que está en plena juventud.
Alberga en su superficie mineral vida vegetal, animal y humana en proceso evolutivo y con repetidos ciclos vitales repetitivos de germinaciones y declinaciones, nacimientos y fallecimientos. Las pequeñeces atómicas, moleculares y celulares forman inmensidades en cordilleras y en mares. La biodiversidad es creciente, desde la bacteria hasta las sequoias y los ahuehuetes, desde los microbios hasta los paquidermos y ballenas. Y las razas humanas se van aproximando y mestizándose en tejidos de hilos blancos, negros, amarillos, cobrizos de múltiples etnias y pueblos.
Recorre esta nave el espacio, y el tiempo mide su movimiento. La sagacidad de la mente humana, en variadas y dispersas culturas, inventó los calendarios y hasta los relojes, de cuerda, de pilas, de vaivén, de arena y de sol. En Occidente se cuentan los años desde el nacimiento aproximado de Cristo Jesús en Belén. Así han resultado los lustros, las décadas, los siglos y los milenios. Dos ya vividos y el tercero que va a terminar su quinta parte iniciando la secuencia de sus años veinte.
“Adiós” y “hola” son despedida y bienvenida al terminar el viejo e iniciarse el nuevo año. Y la gente se reúne en ambos hemisferios para festejar, para regocijarse. Celebra el gusto de haber añadido un año a su existencia y el de poder empezar a vivir los primeros minutos de ese futuro que viene como cascada sobre la peña del presente para precipitarse en el abismo del pasado.
La humanidad vive el movimiento envolvente histórico y cultural de globalización. Vive el proceso de ir pasando de colectividad a comunidad. De estatismo concentrado a socialización con un mínimo de gobierno y un máximo de ciudadanía. De un legalismo excesivo a una ética generalizada con autosanción. De concentración de ingreso a satisfacción íntegra y universal de las necesidades básicas sin exclusiones. De desigualdades artificiales a una igualdad de respeto a derechos y oportunidades, reconociendo en todos la misma dignidad personal. De una democracia incompleta y solo nominal a un constante mejoramiento de representación y mandato. De sólo una capacitación, información y domesticación educativa a una humanización para la justicia, la honradez y la responsabilidad.
La mejor felicitación no es “feliz año nuevo” sino “que seas nuevo y feliz en el año que empieza”. De nada sirven todas las mejoras estructurales si la persona humana se acerca más a su pantano que a su manantial, a sus apetitos egoístas que a desprendimiento y generosidad servicial.
Todos somos viajeros en esta nave sideral. Y estamos invitados a esta aventura del convivir en la verdad y en el amor durante el viaje para alcanzar, al final, una trascendencia de plenitud eterna. Nuestros mejores maestros son esos pastorcitos sin techo, vigilantes, de corazón puro que, al escuchar la noticia de la buena voluntad, de la paz y de la gloria, fueron corriendo a ver la familia como una señal de salvación. El año veinte-veinte viene nuevecito del futuro. Nadie lo ha vivido. Si todas las familias emprenden en él esa carrera, el año que se anuncia se llenará de victorias y de frutos para lo provisional y para lo definitivo, para el ahora y para el siempre...