Celulares y comunicación
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Una de las características del mundo actual es la posibilidad de la comunicación instantánea y en tiempo real. En nuestros días, el acceso a los medios de comunicación está al alcance de todos y las facilidades para su uso son increíbles, pero también es increíble el exceso y el abuso en su utilización. Hasta hace pocos años, la capacidad de comunicación era el factor que distinguía la vanguardia en los modos de vivir del hombre moderno. La no comunicación era señal de decadencia y destrucción. Ahora, paradoja de la modernidad, la comunicación excesiva está provocando una incomunicación real entre las personas. La comunicación personal, como la conocíamos antes, está en plena agonía.
La facilidad de la comunicación se volvió un arma de dos filos: en lugar de acercar a las personas, las está alejando. Los celulares, móviles, smartphones, o como quiera usted llamar a esos equipos que están en manos de todos, se han convertido en un objeto imprescindible en la vida cotidiana. Desafortunadamente han venido desplazando a la comunicación íntima y personal, entre seres humanos, amigos y compañeros, entre la pareja y la familia. Aquella comunicación que era sinónimo de vida y fortaleza se ha vuelto, con los celulares, un medio de intercambiar simple información, hasta para dar los buenos días.
El celular está desplazando rápidamente al teléfono fijo. Las líneas telefónicas domésticas ya sólo se usan para acceder a internet. En cambio, el protagonismo del teléfono móvil llega a papeles estelares en el manejo de la información, antes exclusiva de los medios de comunicación. Ahora se puede leer en el celular un periódico completo, recibir las noticias de última hora y escuchar la radio al sintonizar una de las miles de estaciones digitales que hay en el mundo. El celular está presente en los programas de radio y televisión de las estaciones más populares como el medio por el cual interactúan el radioescucha y los conductores de los programas, utilizando la voz y las redes como WhatsApp y Facebook, tal y como se hacía antes con el teléfono fijo. Incluso, en ocasiones, es el medio desde el cual un conductor lleva un programa.
Todos los medios de comunicación bien utilizados ayudan a la convivencia y a la interactividad humana y pueden ser de beneficio incalculable para la sociedad. Cuando se mal utilizan ayudan a destruirla. Los medios han comprendido y asimilado la gran responsabilidad de la comunicación actual, pero la sociedad no ha aprendido a manejarla, y vuelvo a insistir, lo que era la comunicación personal es ahora mero intercambio de información entre personas: textos, videos, imágenes y audios se envían y se reenvían hasta el infinito, sin que la mayoría de las veces, emisor y receptor, crucen una palabra. De ahí la gran responsabilidad de quienes tenemos la fortuna de poder expresarnos en un medio escrito como VANGUARDIA.
Si los celulares son el mejor medio para comunicarse entre las personas, no hagamos con ellos lo que hizo Balaam con su burra, según el episodio bíblico. Además de usarla él mismo como cabalgadura, la cargaba con pesados bultos para hacer viajes larguísimos, sin dejarla descansar ni beber agua, y la azotaba constantemente con una vara. Un día, atravesando el desierto, la borrica se paró y, negándose a seguir, le reclamó a su amo: “¿por qué me maltratas? Soy tu esclava y también tu cabalgadura”.
No podemos prescindir de los celulares. Como la burra de Balaam, son nuestros esclavos y cabalgaduras. Cuidemos y hagamos nuestra la comunicación. Regulemos cada quien su uso en los celulares y no dejemos que destruyan lo mejor que tenemos: la familia y la amistad, y a nosotros mismos como personas. El uso adecuado del celular y de la información evitará que la vida se nos vuelva un desierto y nos encontremos solos a la mitad, sin cabalgadura y con la vara en la mano.