CFE cambias las reglas en el carbón, pero deja sin revisar acusaciones de coyotaje e ilegalidades
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Si lo que se busca es “eliminar” el coyotaje y la corrupción sólo puede existir una razón para ello: la corrupción y el coyotaje existían
Tras múltiples posposiciones finalmente ayer se anunció el nuevo mecanismo que utilizará la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para adquirir carbón a los pequeños productores de Coahuila, mineral que alimenta sus plantas generadoras de energía eléctrica en el municipio de Nava.
La modificación en el esquema usado en las últimas décadas parece simple a primera vista pero tiene una trascendencia enorme: esencialmente elimina a la Promotora para el Desarrollo Minero (Prodemi) de la ecuación, para asignar contratos por adjudicación directa a micro, pequeños, medianos y grandes productores, durante los próximos 18 meses.
Un aspecto adicional -igualmente relevante- es que a los grandes productores se les asignará solamente el 11 por ciento de las dos millones de toneladas que se ha ofrecido comprar, lo cual generará una derrama económica en la Región Carbonífera del orden de 2 mil millones de pesos.
¿Por qué se hizo esto? Los funcionarios de la CFE que tuvieron a su cargo el anuncio fueron explícitos en la motivación: “erradicar el coyotaje, eliminar la corrupción, dar preferencia a los pequeños productores, que exista honestidad y contar con precios justos”.
Si lo que se busca es “eliminar” el coyotaje y la corrupción sólo puede existir una razón para ello: la corrupción y el coyotaje existían. En otras palabras, lo que se busca con este nuevo esquema es eliminar vicios.
No hacía falta que los funcionarios de CFE realizaran este señalamiento para saber de la existencia de tales vicios. En múltiples ocasiones se han documentado estas y otras actividades ilícitas en torno a la compra-venta de carbón en Coahuila y otras entidades.
Tampoco hacía falta el señalamiento explícito de ayer para tener claro que, si tales vicios persistían, eso era posible sólo gracias a la complicidad entre funcionarios y “empresarios” que, a cambio de distribuirse las ganancias, garantizaban la impunidad de dicha actividad.
Está muy bien por ello que ahora se haya decidido ponerle freno a tales excesos. Pero hacer esto no será suficiente para cambiar la historia. Además de impedir que tales hechos sigan ocurriendo, es imprescindible que se combata la impunidad persiguiendo a quienes se beneficiaron de ella.
Porque si los excesos del pasado quedan impunes entonces los beneficiarios de estos buscarán la forma de volver a implantar su “modelo”, de regresar al esquema en el que lo importante no es el esfuerzo personal o empresarial, sino “las conexiones”, “las influencias”, “los compadrazgos”.
¿Quiénes se beneficiaron, desde el poder público y desde el sector privado, de la práctica del coyotaje en la asignación de contratos de carbón? ¿Quiénes permitieron, dentro y fuera de la CFE, que le vendieran tierra a la paraestatal en lugar de carbón mineral como se denunció ayer?
Se trata de preguntas que no solamente exigen respuestas puntuales, sino acciones concretas para castigar a quienes hicieron del mercado del carbón un campo fértil para la corrupción y la impunidad.