Ciudadanos independientes
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¡Por fin, una buena noticia! Tras años —qué va, ¡décadas!— de corrupción política y del Gobierno, por primera vez en la historia de México, el combate a la corrupción es un mandato de Estado. Y no solo eso, también por primera vez en la historia de México, el combate a la corrupción estará encabezado por ciudadanos.
En términos generales, existen dos modelos de combate a la corrupción en el mundo. En uno, el del “tsar” o la “comisión” anticorrupción, se dota a una sola institución y persona de herramientas y atribuciones extraordinarias para perseguir a los corruptos. Este es el modelo que propuso el presidente Peña Nieto en los primeros años de su sexenio y que en principio arrojó excelentes resultados en Indonesia, un país plagado de corrupción durante décadas.
El segundo modelo es el del “sistema”, que se basa en la idea de que el combate a la corrupción necesariamente requiere de dos ingredientes: coordinación entre las instituciones de Gobierno que en alguna medida son responsables de prevenir, detectar y castigar los actos de corrupción, y un entramado de pesos y contrapesos para garantizar la rendición de cuentas de estas instituciones. Las ventajas del modelo del “sistema” sobre el del “tsar” son evidentes: un sistema es menos susceptible a ser capturado por intereses ajenos al bien común, cuenta con candados más robustos para sobreponerse a ataques de los corruptos y es más capaz de actualizarse y auto corregirse.
Por lo anterior es que las organizaciones de sociedad civil optamos por impulsar un Sistema Anticorrupción, que además tendría que ser Nacional para poder combatir la corrupción en todos los rincones de México, sin pretextos y sin excepciones. Así es como nace el Sistema Nacional Anticorrupción, producto de miles de horas de reflexión, trabajo y activismo de decenas de OSCs en todo México; una iniciativa que surge de la energía de abajo para combatir la corrupción lacerante de arriba; una apuesta riesgosa, pero calculada, de la que depende el futuro de nuestra democracia; un momento fundacional del Estado mexicano, con los ciudadanos al frente.
La segunda buena noticia es que Coahuila no es ajeno a este momento histórico. El Sistema Estatal Anticorrupción de Coahuila (SEA Coahuila) empezó a funcionar formalmente, como en todo México, el pasado 19 de julio. No solo eso, estamos a pocos días de que el Congreso del Estado designe a las nueve personas que integrarán la Comisión de Selección, encargada de designar, a su vez, a los cinco integrantes del Comité de Participación Ciudadana del SEA Coahuila (¡ciudadanos elegirán ciudadanos en vez de integración por “cuotas y cuates”!). La importancia de dicho Comité radica en que será la institución responsable de presidir los trabajos del SEA Coahuila, definir la política pública para prevenir, detectar y sancionar la corrupción en el estado y facilitar la participación ciudadana en el sistema, entre otras funciones. Y esto no es poca cosa; sobre todo, no es poca cosa que seamos los ciudadanos los responsable de encabezar el Sistema.
Así que la mesa está puesta. Una vez integrada, la Comisión de Selección empezará la tarea de encontrar a las cinco personas más íntegras, capacitadas y comprometidas con el combate a la corrupción en Coahuila. Es fundamental que la sociedad coahuilense no deje de participar en este proceso. En la medida en que se inscriban más aspirantes, el proceso será más competitivo y arrojará mejores resultados. Si las candidaturas no son copiosas, incrementará la probabilidad de que los comisionados seleccionadores se enfrenten a una lista de aspirantes donde las candidaturas con “hilos” y “etiquetas” sean mayoritarias.
Estoy seguro de que la sociedad coahuilense está a la altura del reto, como lo ha estado a lo largo de la historia de México. ¡Manos a la obra, que el tiempo apremia y Coahuila los necesita!
Gustavo Rivera Loret de Mola
Director ejecutivo de Opciona
@OpcionaMX
www.snahonesto.mx