Coahuila: luces y sombras de la incidencia delictiva
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De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, la incidencia delictiva de la cual son víctimas las empresas ha disminuido en casi 40 por ciento en los últimos años en nuestra entidad, al pasar de tres mil 637 unidades agraviadas por cada 10 mil, en 2015, a dos mil 190, en 2017.
La cifra proviene de la más reciente Encuesta Nacional de Victimización de Empresas, de acuerdo con la cual los dos delitos que con mayor frecuencia sufren los establecimientos comerciales son el robo o asalto de mercancía, dinero, insumos o bienes, así como la práctica conocida como “robo hormiga”.
Por otra parte, el estudio revela que entre 2016 y abril de este año la percepción de los empresarios en materia de inseguridad disminuyó en Coahuila, pasando del 54 al 39.2 por ciento, lo cual implica un descenso importante o, si se prefiere, un incremento en la confianza hacia las instituciones responsables de la seguridad.
A la par, sin embargo, el Inegi ha dicho que la “cifra negra”, es decir, la incidencia delictiva que no se denuncia, continúa siendo muy elevada a nivel nacional y que podría ser superior al 85 por ciento, lo cual implica que sólo una cifra muy pequeña de los delitos cometidos son denunciados.
Por otro lado, la mejoría registrada en la entidad, respecto de los números absolutos de delitos cometidos en contra de negocios, contrasta con el incremento en el valor promedio de los mismos, pues dicha cifra pasó de 56 mil 356 a 129 mil pesos.
Como se ha dicho en oportunidades anteriores, los indicadores son esenciales para tener un diagnóstico adecuado sobre el comportamiento de los fenómenos que nos afectan y, en ese sentido, las cifras proporcionadas por el Inegi deben servir, en primer lugar, para determinar en qué rubros estamos avanzando y en qué aspectos debe ajustarse la estrategia.
Claramente es un dato positivo el que, desde la perspectiva de los empresarios, la seguridad se encuentre en un mejor nivel que hace dos años, y tal señalamiento debe servir para identificar con precisión las acciones realizadas para que dicha percepción mejorara. En otras palabras, se debe perseverar en los rubros en que se ha tenido aciertos.
Al mismo tiempo, debe tomarse nota de aquellos aspectos en los cuales no se percibe mejoría, particularmente el hecho de que no se cuente con la confianza de los ciudadanos para denunciar los delitos de los cuales son víctimas, además de poner atención en el crecimiento que registró el costo promedio de los delitos padecidos por el sector empresarial.
Por otro lado, valdrá la pena que estas estadísticas se comparen con las de los delitos sufridos por quienes no son empresarios, para determinar si los avances logrados tienen un alcance más amplio o se restringen de manera exclusiva al sector empresarial.
En general, el que los indicadores se hayan movido de forma positiva no debe servir ni para echar las campanas al vuelo ni, mucho menos, para cantar victoria, porque el trabajo de garantizar la seguridad colectiva es un proceso permanentemente inacabado.