Colonia de Roanoke... el misterioso pueblo que desapareció sin dejar rastro
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Solo hallaron una palabra tallada en un árbol: 'Croatoan'
La historia nos lleva a los primeros asentamientos europeos en Norteamérica y a una colonia inglesa fundada en la isla de Roanoke, en Virginia, un lugar donde el agua dulce era difícil de conseguir, y donde los colonos vivían rodeados de un entorno natural completamente nuevo para ellos y dos tribus indígenas con las que las relaciones tampoco eran sencillas.
Aquellas primeras colonias tenían una alta tasa de fracasos, pero ninguna desapareció sin dejar rastro, dejando sólo tras de sí una palabra grabada en un poste: "Croatoan".
El misterio de un grupo de más de cien personas que desaparece sin dejar ni rastro es demasiado goloso para no investigarlo, y más cuando está entroncado con los relatos fundacionales de un país como Estados Unidos. Ha habido varios proyectos, tanto científicos como de aficionados, para intentar resolverlo, y el año pasado aparecieron varios hallazgos arqueológicos que parecen apuntar a que la teoría más extendida, ya durante el siglo XVII, sobre el destino de los colonos puede ser la correcta.
La Colonia de Roanoke de la isla Roanoke en el condado de Dare, actual Carolina del Norte, Estados Unidos, fue un intento, en el siglo XVI, de la reina Isabel I de Inglaterra de establecer asentamiento inglés permanente en América. Sir Humphrey Gilbert financió y organizó originalmente la empresa, antes de morir ahogado en 1583 durante un intento infructuoso de colonizar San Juan de Terranova.
El hermano materno de sir Humphrey, sir Walter Raleigh, obtuvo posteriormente la carta real entregada a su hermano por la reina Isabel I y más adelante llevó a cabo los detalles del documento mediante sus delegados Ralph Lane y Richard Grenville, el primo lejano de Raleigh.
El último grupo de colonos desapareció durante la guerra anglo-española, tres años después del último envío de provisiones desde Inglaterra. Su desaparición dio origen a su sobrenombre de "La colonia perdida". Hasta hoy siguen sin hallarse pruebas definitivas sobre el destino final de los colonos.
A lo largo de cuatro siglos ha habido muchas hipótesis sobre el destino de los colonos de Roanoke. Estaba la suposición de que se habían mudado (tal vez a la isla Croatoan), que se habían integrado con la tribu de los croatoan, que los españoles los habían atacado y habían destruido el asentamiento... Y luego, por supuesto, estaban los mitos y las historias de fantasmas, muchas centradas en Virginia Dare. En su caso, la leyenda cuenta que creció entre los indios, y que una disputa amorosa entre dos de ellos la transformó en un ciervo blanco, cuyo fantasma aún puede verse en el lugar donde estuvo el fuerte de Roanoke.
Entre 1937 y 1941 se encontraron en la zona una serie de piedras que, teóricamente, habían sido escritas por Eleanor Dare, madre de Virginia, y contaban la historia de los desplazamientos de los colonos y de sus muertes, pero fueron rápidamente desestimadas como falsas. Otros mencionan una creencia de los indios que vivían en la zona, que aseguraban que en la isla había un espíritu que transformaba en piedras y árboles a quienes lo enfadaran. Y hasta hay quien sostiene que a los colonos de Roanoke se los comió una tribu de caníbales.
Pero tenemos que mencionar la teoría de que Croatoan, la palabra grabada en el poste por los colonos, no se refería a los indígenas, sino a una entidad demoníaca que se supone que fue mencionada por Edgar Allan Poe en su lecho de muerte, que estaba escrita en el diario de la aviadora Amelia Earhart después de su desaparición y que apareció también grabada en la cama donde el escritor Ambrose Bierce durmió antes de desaparecer en México, en 1913. Conspiranoia de alto nivel.