¿Cómo se atreven?
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Greta es una muchacha de 16 años que con esta frase desde el pódium de la ONU confrontó a los líderes de las naciones reunidos para su 74 edición de la conferencia anual.
Es una frase de una adolescente que carece de autoridad política, económica o diplomática internacional… carece de todo poder, excepto el poder de la verdad sin adjetivos, el poder de la realidad. Sin ninguna duda es una verdad obvia que los líderes mundiales sólo hablan de dinero, solamente les preocupa el desarrollo económico presente, pero usan a las personas y su dignidad como medios para lograr dinero aunque en el proceso provoquen una extinción ecológica...
El discurso de Greta a nadie deja indiferente, es no sólo provocativo sino incendiario. Así es la verdad expresada sin excusas, ni desviaciones especulativas, ni adjetivos para maquillarla. Va directo a la razón y ya ha movido multitudes de jóvenes enardecidos por el futuro que les espera. El discurso que tantas veces ha sido invocado por líderes y adultos consientes: “Que futuro les estamos dejando a nuestros hijos” sin dejar un eco que trascienda la prioridad económica, ni mucho menos que genere acciones de cambio estructural en las políticas y presupuestos públicos.
Hace cuatro años el Papa Francisco publicó “Laudato Si”, una carta encíclica que denunciaba y proponía acciones específicas para dejar de destruir “nuestra casa común” y construir una nueva mentalidad humana que recuperara la salud ecológica. Afortunadamente la preocupación ecológica ha ido creciendo globalmente, pero no lo suficiente, sobre todo en los que gobiernan el futuro que tiene nombre y apellido: nuestros hijos.
Hoy en México estamos en un debate sobre la ley de educación que merece la misma interrogación de Greta: ¿cómo se atreven los diputados aprobar una ley que no toman en cuenta la dignidad integral y el futuro de nuestros escolares?, ¿cómo es posible que se anule la necesaria y correcta evaluación de los maestros que van a forjar la fortaleza del carácter, la capacidad para responder a los problemas vitales que van a enfrentar, la verdadera libertad y el compromiso con el trabajo y la sociedad?
Transcribo una conversación de dos amigos:
“¿Cómo ves la nueva ley de educación? ¿Es un vaso medio lleno o medio vació?”.
Y respondió el otro: “Medio lleno de grilla sindical y política… y casi vació de contenidos de sabiduría humana, científica, social… Unos contenidos anacrónicos, inservibles para el futuro y tan rutinarios que no inspiran la pasión por aprender y desarrollar la creatividad y el talento de los niños mexicanos… ¿Cómo se atreven a ser maestros –podríamos repetir– sin saber preparar a los niños del peligro de extinción que les espera?”.