Con la normalidad de un presentador del clima
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Por: Christian Luna
Doug Censor Martin era presentador del clima en el canal 9 de Univisión. El centro de “Joaquín”, nombre que lleva la nueva tormenta tropical, se encontraba justo en las costas de los Ángeles y Ensenada, Baja California. Ese martes, 22 de agosto, cuando leía la información previa sobre los vientos de 95 km/h que se acercaban rápidamente a la Costa Occidental, se preguntó, después de recordar su breve visita a Oaxaca, “¿Por qué mierdas daba el clima en el canal 9?”. La respuesta en su cabeza fue contundente como lo ha sido durante todo ese tiempo. Él sabía, cómo nadie de sus compañeros del canal, las estadísticas de cuantas tormentas sucedieron en los últimos 15 años y los daños que produjeron las temporadas similares de años anteriores a EUA; sabía la diferencia entre ciclón, huracán, tormenta, tormenta tropical y, más que nadie, sabía qué chingados significaba la presión baja.
Durante los 15 años en el canal, una de las preguntas más recurridas hechas a Doug era sobre los nombres de las tormentas: Sergio, Katia, Niño, Beatriz. La primera vez que le preguntaron, investigó. Después inventaba, como frase rompe hielo en las reuniones, que era el nombre de la primera persona que había muerto debido a los estragos del fenómeno meteorológico.
Ese mismo martes, después de mirar por más de ocho minutos el humo de la taza de café, sentado en medio de la oficina blanquísima y ordenada, y antes de anunciar que Sergio se aproximaba de manera rápida a las costas occidentales, a los más de 25 millones de televidentes, llegó a la oficina de su jefe y anunció su renuncia. Sentía que ya no podía más; si seguía ahí, enloquecería apuntando la pantalla verde después de que los camarógrafos le hicieran la señal para entrar al aire.
Semanas antes, su terapeuta le pidió que describiera la sensación en el pecho que tanto comentaba en las sesiones; lo narraba como si dentro de su estómago llevara un pequeño mono jalando la parte trasera de la lengua, lentamente, hacia abajo, constante y con la fuerza necesaria para que en ocasiones, Doug llorara sin motivo aparente.
Ese martes, salió caminado muy rápido del canal. Tomó algunas cosas de la oficina, las de valor, y arrancó en su coche hacia su departamento. Ninguno de los 25 millones de televidentes se enteró, por Univisión, de que Sergio iba casi con la rapidez de un ciclón hacia las costas Occidentales. Se enteraron por los programas de radio, las redes sociales y por Telemundo, la competencia.
Un día después de su renuncia, de inmediato, era el turno de Jayden Maldonado para entrar al circuito. El joven que siempre se centró en ser un buen periodista de investigaciones sobre asesinatos y cosas “serias”, encontró la oportunidad de entrar a cuadro con la vacante que dejaba Censor Martin. Esa misma noche, al darle la noticia sobre el puesto, su joven novia le preguntó sobre el nombre de los huracanes.
Después de un mes, Doug Censor Martin, estaba listo para irse y cumplir sus sueños. Vendió su coche, buscó hogar a su gato, avisó al hombre del alquiler que sólo pagaría otro mes para poder irse. Dejó de usar anteojos; donó sus 10 trajes a la caridad y guardó algunas camisas en las únicas dos maletas que llevaría.
Doug estaba decidido. Por fin podría regresar a Oaxaca para comprar la niña que siempre deseó, para cumplir asuntos de la casa y cualquier ocurrencia.
Durante todo este mes, en la frontera de EUA y México, el sol salió, la mayoría de los días, con la normalidad de un presentador del clima.
Christian Luna, reportero y escritor
(Saltillo, 1990) Es autor del poemario
“Una Sonrisa Desesperada Cruza el Bulervar”
y del libro “Crónica de un Salto”
Comentarios a: paginasiete@vanguardia.com.mx