La densificación de las manchas urbanas, construir ciudades a través de la vivienda
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La migración masiva del campo a las ciudades en los últimos 50 años dentro de la República Mexicana se ha dado en una forma masiva y desordenada. De acuerdo con la Sedatu, en 1950 el 43 por ciento de la población vivía en una ciudad, hoy el 79 por ciento habita dentro de una. Esta migración, sumada a una política de ordenamiento territorial y vivienda inadecuada, tiene como consecuencia un crecimiento en forma desordenada de las manchas urbanas. En Saltillo, del año 1980 al 2010, la población creció 2.39 veces, es decir de 344 mil 850 habitantes a 823 mil 128. Pero la mancha urbana creció 12.81 veces de mil 497 hectáreas a 19 mil 177 (INEGI). Tenemos una ciudad con una subutilización de suelo intraurbano muy alta, prácticamente dentro de Saltillo cabe otro Saltillo.
Antes de la aparición de la SEDATU en México se carecía de una política que fijara como su objetivo principal el ordenamiento territorial. Para abatir el rezago habitacional se dio rienda suelta al otorgamiento de crédito masivo a la vivienda, sin considerar el impacto territorial y urbano, además de estar desvinculado con la capacidad de planeación y desmedido crecimiento de los municipios. Esta dirección fue principalmente trazada por organismos financieros.
Bajo estos lineamientos, el modelo de producción de vivienda de interés social se desarrolló bajo la condición de compra de suelo barato y uso de tierra extensivo, donde la planeación de inversión federal, estatal y municipal en infraestructura y servicios no respondía a las necesidades reales.
Las repercusiones de este modelo de crecimiento sin planeación de las ciudades son muchas. Estamos creando ciudades improductivas, los trabajadores gastan demasiado en transporte e invierten mucho tiempo en el traslado. Las ciudades se convierten en excluyentes por la lejanía de los centros urbanos e infraestructura educativa, salud, recreativa y comercio, que entre otros propicia al abandono de las viviendas y creación de ciudades fantasma. Entonces, ¿se resuelve o se crea un problema?
No es el mejor futuro si seguimos haciendo ciudades extensas, si México le apuesta a estar dentro de las primeras economías del mundo, el modelo de desarrollo urbano debe ser un motor de crecimiento, no una ancla que impida detonar la competitividad. ¿Qué necesitamos hacer para revertir la expansión de las ciudades y crecer de forma ordenada dentro de estas? ¿Qué hacer para inhibir el crecimiento innecesario de las manchas urbanas? Además, hay que incluir que la estructura demográfica implica que en 30 años la población económicamente activa crecerá de 42 a 62 millones de personas y muy pronto estará demandando una vivienda.
La solución está en una sola palabra: densificar.
Desde hace 5 años a nivel federal se dicta la política nacional de vivienda que como ejes rectores incluye: coordinación interinstitucional, modelo de desarrollo urbano sustentable e inteligente, reducir de manera responsable el rezago de vivienda y una vivienda digna para los mexicanos. En el mes de noviembre pasado, la Cámara de Diputados aprobó la Ley general de Asentamientos Humanos, ordenamiento territorial y desarrollo urbano, y con esto se dan los primeros pasos concretos para inhibir el crecimiento de las ciudades a través de polígonos de contención urbana y la planeación como una constante. Esta Ley da a los estados y municipios un año de plazo para adecuar sus leyes y reglamentos en torno a la sustentabilidad, crecimiento vertical y densificación.
Entonces en Coahuila y sus municipios tenemos el reto de diseñar las políticas públicas para la modernización y crear leyes y reglamentos que permitan la densificación de las ciudades y uso de suelo intraurbano.
El reto es no sólo dotar de vivienda a los derechohabientes, sino dónde colocar y construir la vivienda. Terrenos donde no es viable la vivienda vertical, por ejemplo los centros urbanos, tenemos que cuestionarnos como detonarlos. Hay que generar suelo intraurbano, hay que garantizar el acceso al equipamiento urbano a todos los ciudadanos.
HAY QUE CAMBIAR LA FORMA DE PENSAR
Las ciudades son ecosistemas vivos, las ciudades son dinámicas y se deben adaptar. La ciudad de Nueva York se ha tenido que adaptar 5 veces. Hay que eliminar las trabas a la evolución de las ciudades, tiene que haber una reglamentación flexible para su diseño, las organizaciones no flexibles se mueren.
Las rígidas zonificaciones de usos de suelo separan la vida de barrio y crean zonas especializadas y, por lo tanto, excluyentes, deben ser generalizados los usos de suelo múltiples y mixtos. La densificación exige cambiar de una mezcla social impuesta por los planes directores de desarrollo urbano a una mezcla social organizada.
Hoy como hace 35 años la reglamentación se enfoca sobre los lotes unifamiliares y penaliza la vivienda vertical o en condominio, lo que es un grave error. Los usos de suelo rígidos, como actualmente se conciben, generan distorsión y mercado negro, hay que quitar la camisa de fuerza a los consumidores, debe hacerse lo que la ciudadanía esté pidiendo.
Estamos resolviendo problemas pero no resolvemos los efectos, tenemos una política pública reactiva, orientada a la regulación y no a la oferta ordenada del suelo que permita elevar la calidad y forma de vida de los ciudadanos.
En los espacios públicos y de vivienda una legislación tan rígida no permite innovación en los diseños. La reglamentación debe ser coadyuvante en el desarrollo de las ciudades y no un grillete de las mismas.
El espacio público define la calidad de los servicios de una ciudad, hay que planearlos para que perduren con el tiempo, el espacio edificable cambia con el tiempo, se readapta, se reconstruye y cambia su uso de suelo. El espacio público es responsabilidad de la Administración Pública, el espacio edificable no tiene que ser dirigido por los expertos del Gobierno, tiene que ser desarrollado y dirigido por los habitantes y sus necesidades.
Tenemos que hacer ciudades a través de la vivienda y no vivienda a través de la ciudad, hay que romper con la inercia de lo que se hacía antes, si continuamos haciendo lo mismo obtendremos los mismos resultados, hay que hacer una política inclusiva, justa, sustentable y productiva. Las ciudades están presionadas a irse hacia afuera por el alto costo de las reservas territoriales, somos una ciudad excluyente. Hoy los que no tienen recursos viven fuera de las ciudades cuando debe ser al revés, hay que densificar para incluirlos dentro de la mancha urbana. Tenemos ciudades 3D, distantes, dispersas y desconectadas.
Hagamos una ley de Asentamientos Humanos y Desarrollo Urbano flexible, amplia, que permita innovación, creatividad, emprendimiento, que tenga la visión de ver a futuro y que sean los reglamentos y planes directores de cada ciudad los que se adapten a las necesidades. Los principales ingredientes que debe tener esta ley son: la densificación, la conectividad, el uso mixto del suelo, el cuidado del medio ambiente, los espacios para la recreación, salud, comercio, cultura y deporte fácilmente accesible y la inclusión de los habitantes.
Manuel González Zozaya
Presidente de la Canadevi Coahuila
@MAGLZOZAYA
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