Contrafuerte
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En una de sus ruedas de prensa “mañaneras” Andrés Manuel López Obrador asestó un golpe a la sociedad civil. El presidente dijo: “Antes era pueblo, nada más que ya se apropiaron de la sociedad civil. Yo no conozco gente de la sociedad civil, de veras, muy pocos, de izquierda...Todo lo que es sociedad civil tiene que ver con el conservadurismo, hasta los grandes consorcios promueven a la sociedad civil. Es una bandera la sociedad civil".
Nuestro presidente parece olvidar que gobierna para los de derecha, izquierda, centro, liberales y conservadores. Los que están con él con una lealtad a toda prueba y los que no. Los que hacen un contrapeso usando herramientas legítimas de participación ciudadana y hasta los que despotrican en foros, manifestaciones y redes sociales. Porque al ser el principal líder de nuestra nación y como cualquier otro servidor público, está obligado a rendir cuentas sobre sus acciones. Sus altos niveles de aceptación no lo eximen de ello.
López Obrador no ha sido un político de excepcional. No se ha resistido a manipular como tampoco lo han hecho sus adversarios. Es como cualquier otro político que promete una cosa en campaña y hace otra en el gobierno. Su lucha de 12 años por la Presidencia de la República estuvo acompañada por los argumentos, los indicadores y las investigaciones que salieron justo de esa sociedad civil organizada que ahora desconoce.
En el discurso que dio el día de su toma de protesta dijo: "es vergonzoso que el país ocupe el lugar 135 entre 176 que evalúan la corrupción". ¿Y de dónde creen que salió ese dato? Del Índice de Percepción de la Corrupción elaborado por Transparencia Internacional y Transparencia Mexicana.
Aunque primero calificó la Iniciativa Ciudadana 3 de 3 como mera “simulación” (La Jornada, abril 2016), cuando presentó los 50 lineamientos generales para el combate a la corrupción y la aplicación de una política de austeridad republicana incluyó la presentación de la declaración de bienes patrimoniales y familiares, entre otras medidas que ya habían sido propuestas por el Instituto Mexicano para la Competitividad IMCO; Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI); el Centro de Análisis e Investigación, Fundar, Transparencia Mexicana y la Red por la Rendición de Cuentas, entre otras organizaciones (Proceso, julio de 2018).
Activistas que trabajan en la protección de víctimas de violencia, también reclamaron el desconocimiento hecho por AMLO. Le recordaron su participación y disposición de colaborar con él a través de la Comisión de la Verdad sobre el caso de Ayotzinapa conformada por diversos actores y organizaciones de la sociedad civil que él mismo convocó.
En este país con una amplia gama problemas, la sociedad civil se ha diversificado porque no ha quedado de otra. Existen organizaciones dedicadas a las minorías, cultura, libertad de expresión, sector ambiental, etcétera.
¿Quién determina cómo tendría que organizarse una sociedad con altos índices de violencia, impunidad, desigualdad y pobreza? ¿Por qué un presidente tiene que imponer cómo hacerlo?
Señor López Obrador, los contrapesos son necesarios en la democracia. Porque no puede ni debe olvidar que gracias a ella, por ahora está al mando. Usted aceptó ser presidente de los que ha llamado “fifís”; de los que ha calificado como pueblo; de las minorías a las que hizo alusión en su toma de protesta; de la mayoría que le otorgó su confianza y votos; de los empresarios críticos, pasivos o afines; de los obreros; de los “ninis”; de los burócratas despedidos porque, le guste o no, su obligación es rendir cuentas a todos por igual.
@nonobarreiro