Cristian, el niño que cruzó el País para salvar su pie en el IMSS
Lo arrolló un auto al buscar su pelota, lo que le provocó una fractura expuesta y la posibilidad de perder la extremidad; pasó por tres hospitales
CDMX.- Cuando crezca, Cristian Puc Cauich quiere ser futbolista o correr maratones. A sus cinco años, el personaje que más admira es a Sonic, un erizo que tiene la habilidad de correr a la velocidad del sonido en los videojuegos. El menor recuerda poco del accidente que casi trunca sus sueños y por el que estuvo a punto de perder el pie izquierdo.
En su hogar, ubicado en Cozumel, saltando de un lado a otro, jugando con su perro “Chiquilín”, ha olvidado su estancia de casi dos meses en el Hospital de Ortopedia Doctor Victorio de la Fuente Narváez, conocido como Magdalena de las Salinas, donde especialistas apoyados por la tecnología le salvaron su pierna luego de colocarle fijadores externos e injertarle un colgajo de piel.
Antes de llegar a la Ciudad de México pasó por tres hospitales, uno en la isla donde vive, otro en Cancún y uno más en Mérida, donde los médicos recomendaron buscar un nivel de asistencia más alto.
El trágico inicio
El 24 de diciembre de 2016, la familia Puc Cauich se preparaba para la cena de Noche Buena, el pavo estaba en el horno y los regalos permanecían debajo del árbol de Navidad. Apenas era la una de la tarde, Cristian jugaba con una pelota la cual -por su tamaño- salió rebotando entre una reja; a él se le hizo fácil salir corriendo tras ella, pero no le dio oportunidad al conductor de una camioneta tipo van, que pasaba por la avenida, de pisar el freno. El pequeño fue arrastrado varios metros hasta que la unidad se topó con un vehículo estacionado y quedó prensado entre una llanta y la banqueta.
El pavimento se fue comiendo el tejido del pie izquierdo del niño que entonces tenía cuatro años. El ruido alertó a Vanesa Cauich Balam, mamá de Cristian, quien trató de guardar la compostura para ayudar a su hijo.
Su papá, Manuel Puc Cen, tenía poco de haber salido de casa rumbo a su trabajo, cuando llegó le pidieron que tomar una llamada: era su esposa que, entre gritos y llanto, le contó lo sucedido.
“Acababa de ver a Cristian unos minutos antes, fui a dejarle dinero porque nos íbamos a cortar el cabello antes de la fiesta”, recuerda el señor.
Manuel llegó al lugar al mismo tiempo que la ambulancia y vio el momento en que orillaron al niño para darle los primeros auxilios, ahí empezó la larga labor para salvar la extremidad de su hijo.
La ambulancia trasladó a Cristian a una clínica particular, pero ingresarlo tuvieron que pagar 20 mil pesos, después avisaron que el menor necesitaba un lavado quirúrgico para lo que se requerían 20 mil pesos más.
“El doctor que lo estaba atendiendo nos dijo que si teníamos seguro mejor lo lleváramos porque con ellos la atención nos saldría en mínimo 2 millones de pesos, de eso no tuvimos duda porque sólo en seis horas -entre la ambulancia y el primer lavado- pagamos 42 mil, por eso nos fuimos al Hospital General Número 2, aquí en Cozumel”, relató el papá.
Largo Calvario
En la clínica del IMSS le realizaron a Cristian un lavado quirúrgico. Era casi inevitable que le cortaran el pie porque se trataba de una fractura expuesta; la “bolita” del tobillo quedó lisa por el impacto entre el pie y el pavimento, la tibia y el peroné perdieron el músculo que los cubría, “un tendón que se raspó solamente, fue la esperanza de que mi hijo no fuera amputado”.
Enrique Leobardo Ureña Bogarín, jefe de servicios de Prestaciones Médicas del IMSS de la Delegación Quintana Roo, comentó que cuando se enteró del accidente se ordenó que le dieran antibióticos, aseos quirúrgicos, después se decidió trasladarlo a Cancún y días después a Mérida.
A través de telemedicina, especialistas en traumatología, pediatras y cirugía plástica, entre otros, se enlazaron con Yucatán y se planeó la ruta de atención del niño.
“Se requería una atención de tercer nivel, por eso se decidió llevar a Cristian y a su familia al Magdalena de las Salinas”, relata el médico.
Los padres agradecen que tanto en Cozumel, Cancún y Mérida los doctores hayan sido claros respecto a que no podían hacer más por la pierna de su hijo, gracias a eso decidieron atravesar el país y llegar a la Ciudad de México.
“Eso fue lo más difícil, estar lejos de casa, no saber en dónde dormiríamos, el frío, no tener la certeza de lo que pasaría con Cristian, pero al final todo valió la pena”.
Coordinación, clave para salvar su pierna
En un rango de 1 a 10, la fractura expuesta de Cristian alcanzaba el 10, explica el doctor Enrique Ureña, por eso era necesario coordinar los tres niveles de atención del IMSS para implementar una tecnología de vacío en la pierna lastimada, reparar el hueso y realizar injertos de piel.
“Esto no se podía hacer sólo en Cozumel, ni en Cancún, fuimos buscando la manera hasta llegar a la capital y curar al niño”.
Cuando Cristian ingresó al hospital era 24 de diciembre, pero eso no importó.
El niño de cuatro años recibió antibióticos intravenosos para que llegaran al hueso afectado, los buenos cuidados iniciales ayudaron para que en la capa final de la pierna se pudiera injertar piel.
Cuando llegó al hospital el diagnóstico de Cristian fue machacamiento severo de pierna izquierda o extremidad severamente lesionada por fractura expuesta, explicó Frida Medina Rodríguez, titular de la Unidad Médica de Alta Especialidad de este hospital.
“Era una fractura que no tiene nada de cubierta cutánea y que requiere de un colgajo o un injerto para poder cubrirla, si no lo hacemos el hueso se necrosa y las posibilidades de perder esa extremidad son altísimas”.
Lo primero que se tenía que hacer, era estabilizarlo, limpiar toda la pierna, observar que la extremidad tuviera buena circulación y dar antibiótico para evitar infecciones. A Cristian se le hizo un desbridamiento, es decir, se le quitó todo el material muerto o necrótico que en lugar de mejorar la evolución del paciente la entorpecía.
Después, la extremidad lastimada debía ser aislada del medio ambiente para evitar infecciones. Cuando el tejido está en óptimas condiciones, se hace otro desbridamiento y se continúa con la colocación de injerto, explicó la doctora.
En este tipo de fracturas se colocan fijadores externos para estabilizar el hueso, que no se mueva y de esa manera sea más fácil consolidar y curar.
“Si yo dejo que la extremidad se esté moviendo me va a exudar y no voy a saber si es porque hay un proceso infeccioso o porque la fractura se está moviendo y no permito que se haga una nueva construcción de vasos, de tendones y músculo”, dijo Frida Medina.
Es un proceso que se lee rápido, pero la atención de Cristian en este hospital fue de más de 50 días, un protocolo evolutivo en el que cada 72 horas se cambian unas esponjas colocadas en la herida para observar el tejido de granulación y que no haya infecciones.
En el hospital Magdalena de las Salinas se atienden al año al menos 12 casos similares; el costo de estas intervenciones rebasa el millón de pesos, entre estancia hospitalaria, intervenciones, uso de herramientas de osteosíntesis y fijadores externos entre otros.
A los niños del país les invita a ser más precavidos “porque una pelota nunca va a ser más importante que su vida”.
Eso fue lo más difícil, estar lejos de casa, el frío, no tener la certeza de lo que pasaría con Cristian, pero al final todo valió la pena”.
Manuel Puc, padre de Cristian.
Era una fractura que no tiene nada de cubierta cutánea y que requiere de un colgajo o un injerto para poder cubrirla”.
Enrique Ureña, jefe de prestaciones médicas del IMSS Quintana Roo.
Marca de vida. La cicatriz que le quedó tras la operación hace recordar
al menor que debe ser más precavido.
DATOS
12 casos similares se atienden al año en hospital Magdalena Salinas.
2 millones de pesos es el costo aproximado de este tipo de intervenciones.