¿Cuál es el sentido de mi vida?
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“No perdamos las ganas de seguir caminando y sembrando, porque de esta manera sentimos que nuestra presencia es insustituible y nuestra huella en el mundo de algún modo perdurará y beneficiará a otros, incluso cuando ya no estemos aquí para verlo”. Mónica Esgueva
¿Has sentido alguna vez un vacío existencial? Te has preguntado ¿Para qué vine el mundo? ¿Qué hago y aporto aquí? Respecto a ese vacío que hemos podido sentir en alguna etapa de nuestra vida, los investigadores de este tema confirman que el hombre se ha vuelto conformista al limitarse a realizar las actividades que otros realizan, reaccionando de forma automática y totalitarista al hacer lo que la gente quiere que haga sin tomar las riendas de su propia vida. Viktor Frankl, psiquiatra y fundador de la Logoterapia concibe que los intereses fundamentales del ser humano no se basan solamente en una gratificación o satisfacción de impulsos e instintos, sino también en encontrar un ajuste en el conflicto interior generado por las exigencias de la sociedad y la adaptación al entorno. Para vivir con una plenitud y satisfacción duradera, debemos de ir más allá del pasivo sobrevivir, encontrando esos valores de peso en los que queremos basarnos y no descuidarlos. ¿De qué forma me siento trascendente? ¿Qué actividades, proyectos, vocaciones, me hacen sentir realizado? ¿De qué forma me doy y me siento útil? En mi trabajo.- Fuera de las necesidades de supervivencia. ¿Siento que trasciendo, aporto, dejo algo, nutro? En mi hogar.- En mi vocación de madre, padre, esposo, hijo, hermano, abuela. ¿Dedico el tiempo de calidad a los que amo? ¿Me preocupo por darles amor, atención y decirles con respeto lo que me preocupa y pienso? Con mis amistades o relaciones sociales.- ¿Sumo o resto? ¿Doy un mensaje positivo o hablo en negativa de todos? Con mi comunidad.- ¿Me he comprometido a una causa? ¿A quién acompaño verdaderamente y en silencio? Las obras buenas y caritativas hechas públicas, pierden mucho de su genuinidad. Recuerda que parte de encontrar el sentido de nuestra existencia, consiste en abrazar cada una de las vocaciones que desempeñamos, en buscar vibrar cada momento y darte en totalidad en tu día a día. No se trata de vivir la vida en automático, sino de aprender a vivirla con un sentido de trascendencia todos los días. Cuestiónate honestamente: ¿Qué me ayuda a ser más feliz y a sentirme más realizado en mi día a día? ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy con mis acciones y prioridades en este momento? ¿Qué es lo más importante en mi vida? ¿Cómo empleo mi tiempo? ¿Qué suelo dejar a un lado? (Pareja, familia, hijos o amigos). ¿Qué acción social siempre he querido emprender pero no me he dado el tiempo? Desde plantar un árbol o ayudar a cierto grupo específico. ¿Cómo organizo mi día? Cumplir las tareas vitales es una manera de sentirse pleno. ¿Qué desconozco pero me gustaría saber? ¿Qué quisiera aprender? ¿Qué es lo más importante que voy a hacer esta semana? ¿Este mes? ¿Este 2015? ¿Hoy? ¿A quién he ayudado hoy? Ayudar a otros aumenta nuestra propia felicidad. ¿Qué te gustaría dejar en los demás? ¿Cómo qué tipo de persona te gustaría ser recordado? Actúa en consecuencia a eso. ¿Cuál es mi sueño de la infancia que no he cumplido? Dejemos de vivir en automático, buscando satisfacer las meras necesidades físicas o esperando ese reconocimiento laboral y personal. Cambiemos nuestra forma de mirar, observemos cuantas máscaras nos hemos ido poniendo y afirmando “estoy muy bien”, pero muy probablemente viviendo la vida de otros, tus padres, jefes o lo que la sociedad quiere y espera de ti. Al final de nuestros días no importará la admiración, los bienes o el éxito que recibimos, porque nada de eso nos lo llevaremos a la tumba. ¿Cómo darle ese sentido a tu vida? Hazte responsable de ella y de tu felicidad. Mi madre dice que lo más importante es aprender a ser feliz solo, no a expensas de la pareja, los padres o los hijos. Si en este caminar de nuestra vida diaria, estamos recorriendo, disfrutando y sembrando nuestra esencia, creo que ahí estamos viviendo con sentido de trascendencia.