DE LOS ENEMIGOS, LOS MENOS
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El Quijote II, 14
El bachiller Sansón Carrasco, amigo de don Quijote y vecino de la misma aldea, adopta la identidad de Caballero de los Espejos.
Disfrazado de tal, desafía a duelo a don Quijote con la intención de vencerlo y así poder obligarlo a regresar a su casa para que se sosiegue y supere la locura que padece, según considera el bachiller.
Pero sucedió que en el enfrentamiento don Quijote “encontró al de los Espejos, con tanta fuerza, que mal de su grado le hizo venir al suelo por las ancas del caballo, que, sin mover pie ni mano, dio señales de que estaba muerto”.
Tirado en tierra el adversario, Sancho dice a don Quijote: “Soy de parecer, señor mío, que, por sí o por no, vuesa merced hinque y meta la espada por la boca de este que parece el bachiller Sansón Carrasco; quizá matará en él a alguno de sus enemigos los encantadores”.
“-No dices mal -dijo don Quijote-, porque DE LOS ENEMIGOS, LOS MENOS”.
El anterior refrán, hacia 1580, lo glosó en verso Sebastián de Horozco así:
Si teneis enemistad / y algunos por adversarios / procura por amistad / por fuerza o sagacidad / hacer menos tus contrarios / ganando continuo amigos / que en cualquier tiempo son buenos / y quitarte de hadrigos / cuando de los enemigos / vienes a tener los menos.
@jagarciavilla