De seguro estás lavando dinero…
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Tiempos de informes, todos en nuestros trabajos, empresas, familias, escuelas, estamos en las últimas, intentando hacer en poco tiempo lo necesario para terminar de organizar, respaldar y cerrar, y así irnos a disfrutar de las fiestas en familia.
Las asociaciones civiles no somos la excepción. Diciembre, el que podría parecer el mes más tranquilo del año, porque es corto por las fiestas navideñas, puede volverse eterno. Es tiempo de informes. ¿Qué quiero decir con esto?
No importa cuándo te haya llegado el dinero que algún gobierno o convocatoria (privada o pública) ganaste durante el año, por ende aprobaron calendarios y presupuestos, tienes que gastar todo y hacer todo lo que dijiste que harías antes de que acabe el año.
¿Qué son estos informes? No son otra cosa que “documentar” (léase llenar de papeles) un expediente, la mayoría de las veces con facturas, verificaciones del SAT, evidencias (listas de asistencia, fotografías).
Siempre me he preguntado por qué no nos piden indicadores de impacto, más allá de facturas o números de lo que estamos haciendo. ¿No se supone que el objetivo de todo ese trabajo es el desarrollo social?
Las comprobaciones de gastos están diseñadas para que “no te robes el dinero” o detectar organizaciones “fantasma”, no para medir la capacidad de incidencia de un proyecto en la mejora de sus beneficiarios o de la comunidad. Pareciera que estamos más preocupados por saber cuántos lápices se compraron que en saber cómo funcionó el taller o la dinámica planteada con los beneficiarios.
Esto me hace pensar entonces, ¿cuánto le cuesta la desconfianza al tercer sector en México?
Gastar el dinero en corto tiempo, además de documentar con la evidencia que requieren para comprobar cantidades (número de beneficiarios, número de talleres, número de sesiones, entre otros), hace el trabajo operativo pesado, olvidando a veces lo más importante: los beneficiarios son personas, son historias que nadie cuenta o peor aún, que nadie quiere escuchar.
Nosotros como organización hemos recibido también de organismos y gobiernos extranjeros. Si bien es cierto que sus reportes financieros también requieren trabajo, pero se basan en la confianza, puesto que no es necesario “documentar” cada transacción, un estado de cuenta con lo que entra y sale puede ser suficiente. Además de que te permiten pagar honorarios administrativos y contables, a diferencia de las convocatorias nacionales. También están interesados en el impacto, en testimonios, pero sobre todo en el modelo de atención, es decir, en cómo haces las cosas y qué se puede hacer para mejorarlas. Esto produce al mediano y largo plazo organizaciones profesionales y capaces de crecer con mayor facilidad.
Seamos sinceros, quien se va a robar el dinero de una convocatoria, lo hará, aunque haya que entregar la impresión de facturas, xml, verificaciones del SAT y toda la papelería contable que se puedan imaginar. Pero, quien sólo sabe lavar dinero en ONG, no sabe nada de impacto o metodologías sociales. ¿Por qué no empezamos por ahí?
México necesita, le urgen, organizaciones de la sociedad civil profesionales y con la capacidad de gestión de proyectos al largo plazo. Dejemos de los formatos y trámites administrativos innecesarios, trabajemos en lo que realmente le importa a México.
@garciacecy_
ceci.garcia@dcamexico.org