Deber ciudadano
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El Laberinto del Perrito Llanero y la fuente de agua, así como la zona de juegos y el uso de vehículos para recorrer un trecho del paseo, son algunos de los mayores atractivos para los chiquillos que acuden al Bosque Urbano.
En medianas condiciones la mayoría, uno definitivamente ha dejado de ser lo atractivo que pudiera desearse, y se trata de la fuente. “Antes podías correr alrededor de aquí y mojarte todo”, recuerda nostálgico un niño que ve como otros pequeños no se amilanan y siguen trotando alrededor de ese espacio, ahora ausente de toda vida, sin los característicos surtidores del líquido.
En los días precedentes a la Primavera, en un Invierno que sólo ha dado hasta el momento uno que otro día con temperaturas bajas, las familias salen de paseo a los parques de la ciudad. Y este del Bosque Urbano ha visto cómo arriban grupos de ellas que van preparadas para colocar mantas y sentarse a la sombra de los árboles, comer y jugar con los niños. Pequeños con patinetas, patines y bicicletas. Muchos más en el área de juegos y aquellos que han optado por rentar los vehículos que admiten dos adultos y un niño. El desigual camino, que en algunos tramos se vuelve peligroso, no representa obstáculo para decenas y decenas de saltillenses que harán, en algunos casos, varios, muchos de ellos más que audaces, recorridos.
El anuncio de la secretaria del Medio Ambiente, Eglantina Canales, de que se instalará un reloj floral en el paseo, llega en buena hora para brindar de atención al parque. Ya en estos momentos se restaura la Ciudad Deportiva, necesaria inversión que dejará gran beneficio a las familias saltillenses.
Hace unos días, el editorialista León Krauze se refería en estas páginas a la filantropía patriótica de un personaje, David Rubenstein. Señalaba que el magnate estadounidense se ha dedicado a hacer obras importantes para su nación, donando decenas de millones de dólares para la restauración de monumentos nacionales o comprando documentos valiosos para la historia de su país y haciendo entrega de ellos al resguardo de instituciones públicas. Fue el caso de su adquisición de una de las pocas copias existentes de la Carta Magna estadounidense que cedió en préstamo a los Archivos Nacionales en Washington, y la restauración del Lincoln Memorial en esa misma ciudad.
Su idea es “hacer cosas que el gobierno no puede hacer”. Muchísimas son las necesidades que las cada vez más demandantes ciudades van exigiendo conforme se avanza en su crecimiento. Si la idea de Rubenstein pudiera encontrar ecos en los diferentes niveles sociales, esas mismas ciudades tendrían mejores estándares de vida.
La idea del reloj de flores que en abril será una realidad, puede además favorecer entre los muchos visitantes del Bosque Urbano un sentido de identidad y pertenencia. El propiciar el interés de los paseantes y su integración a este proyecto no sólo lo puede preservar mucho mejor sino, además, establecer condiciones para cuidar y proteger la zona en la que son los propios hijos, los propios padres y abuelos, los beneficiarios de un lugar de recreación y divertimento.
Es triste observar que la cultura del cuidado y la limpieza no llega a permear aún en nuestra ciudad. Los arroyos, como el de la misma Deportiva, cuya limpieza ejecutan cuadrillas de trabajadores, llevan una cantidad inimaginable de basura de todo tipo: desde cepillos de dientes y envases de refrescos, hasta llantas.
Si buscamos un cambio en la actitud de los saltillenses hacia el espacio que habitan y disfrutan, estaremos hablando de un sentido de pertenencia del cual habría que enorgullecerse.
Rubenstein es un hombre que, como lo dice León Krauze, con imaginación y compromiso practica la filantropía patriótica para favorecer entre los ciudadanos actitudes que contribuyan al mantenimiento de los lugares que todos puedan disfrutar. Si el entusiasmo se contagia a los propios Rubenstein locales, la suma generará grandes beneficios. Y no se requiere ser multimillonario, bastaría con un pago simbólico para el sostenimiento de los lugares que disfrutamos.