Democracia imaginaria
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La “mayor parte” de los coahuilenses hoy nos encontramos desconcertados ante los terribles hechos difundidos a través de redes sociales, en donde nuestra democracia fue puesta en riesgo y la confianza en el proceso electoral y las instituciones encargadas de garantizar que nuestro voto se ejerza de manera directa, libre, secreta y autónoma; dañada al grado de la desesperanza.
Después de dos intensos meses de escuchar continuamente la promoción de las campañas de un número exagerado de candidatos y partidos, aproximadamente un millón doscientos ciudadanos acudieron a las urnas a ejercer este derecho, y digo “aproximadamente” porque ni siquiera existe la certeza del porcentaje de participación ciudadana, sólo nos queda saber que el 4 de junio se sentía el ambiente de fiesta cívica y fue posible apreciar casillas llenas y un genuino interés de los ciudadanos por manifestar su voz a través del voto. En la emoción del evento, algunos creíamos haber rebasado los porcentajes históricos de participación.
Los coahuilenses emitieron su decisión. Algunos en base a compromisos o relaciones familiares, otros quizá víctimas de la mercadotecnia moderna, seguramente algunos analizaron las propuestas disponibles, hubo otros que utilizaron sus propias estrategias como la del “voto útil” que consistía en apostar a quien podría lograr una alternancia, sin importar que fuera el candidato de su predilección y, sin duda, algunos creyéndose víctimas de programas sociales condicionados o beneficios. En fin, en México, con todas esas variables es posible construir lo más parecido a una democracia, contamos con un sistema electoral que ha sido reconocido como uno de los mejores y que cuenta con una columna vertebral ciudadana, que garantiza un juego limpio.
Después de una jornada pacífica y ordenada, en términos generales o a los ojos públicos, por la noche esperábamos el resultado que emitiría la autoridad electoral. Sabiendo que sería un proceso cerrado y dispuestos a aceptar cualquier respuesta… menos la recibida. Un ejercicio plagado de inconsistencias, actas y paquetes desaparecidos, un número absurdo e imposible de actas ilegibles y actas mal entregadas por casi el 30 por ciento de los funcionarios de casilla y para colmo el festejo de dos de los candidatos proclamando su victoria.
Hoy en día ya ninguna respuesta será confiable o cierta, los ciudadanos que participaron en el reconteo de esos casi mil paquetes, casualmente “mal entregados”, confirman que la documentación fue violada. Los rumores de posibles delitos electorales cometidos superan la ficción de las pantallas y confirman una estrategia infame de poder y un Estado hambriento.
No sabemos qué será de nuestro querido Coahuila, para algunos el desaliento se instala para hacerles creer que lo mismo que ha ocurrido los últimos años: nada. Aquí la impunidad ante hechos graves es cosa de todos los días y pronto cederá la lucha y el esfuerzo por exigir la garantía de los derechos constitucionales. Para otros, la necesidad de una democracia real sigue presente en nuestros corazones y esperamos que se haga historia, que se anule la elección y se vuelvan a realizar los comicios. ¡Merecemos un Coahuila con dignidad!
Pero recordemos que la democracia la construimos todos y no podemos reconocer como auténtico un ejercicio imaginario.
Alejandra Wade Villanueva
Directora del Consejo Cívico de Instituciones de Coahuila A.C.
@alewade / @CCICOAH
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