Democracia imperfecta
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En una lista de 127 países, el índice The Economist Intelligence Unit (EUI) 2018 coloca a México en el lugar 66 dentro del grupo que corresponde a las llamadas “democracias imperfectas o defectuosas”. Estados Unidos, Francia y Corea del Sur y 54 países más se encuentran también en este grupo. La libertad de expresión tiene mucho que ver con que los países mencionados no pertenezcan al grupo de las “democracias plenas”.
Al grupo de las “democracias plenas” pertenecen Noruega, Islandia, Suecia, Nueva Zelanda, Dinamarca, Canadá, Australia, Países Bajos, Alemania, Reino Unido y España, en ese orden. En América Latina solamente Uruguay pertenece a este selecto grupo. En concreto, son 19 países. Seguramente ya esté pensando que curiosamente estos países son los líderes también en educación, lectura, anticorrupción, calidad de vida, sostenibilidad, entre otros rubros.
Es sencillo, una cosa lleva a la otra. Robert Dahl lo decía de otra forma: “la democracia no puede garantizar que sus ciudadanos sean felices, prósperos, saludables, pacíficos o justos, pero es una apuesta mejor a cualquier otra alternativa”. Completamente de acuerdo.
Para continuar con la ruta que nos ofrece el Informe, al final aparece el grupo de los “regímenes autoritarios” donde siguen haciendo punta Rusia, China, Corea del Sur, Zimbabue, Siria, República del Congo y 20 países más. Por si le interesa saber, en América Latina quienes lideran el rubro de la democracia son: Uruguay, Chile, Jamaica, Panamá y Costa Rica.
¿De dónde parte The Economist Intelligence Unit (EUI) 2018? Del análisis de las variables: proceso electoral, pluralismo, libertades civiles, el funcionamiento del gobierno, políticas de participación y cultura política.
Partiendo de esta idea tendríamos que afirmar que si México se encuentra dentro del grupo denominado “democracias imperfectas o defectuosas” es porque su sociedad está conformada por ciudadanos imperfectos o defectuosos, por supuesto, democráticamente hablando. Por si le consuela: Norberto Bobbio y Giovanni Sartori afirman que la democracia perfecta no existe. Hay, dirá el primero, ideales democráticos; el segundo dirá que hay aproximaciones.
Desde aquí podemos entender que las sociedades democráticas están conformadas por individuos con actitudes democráticas. ¿Cómo esperar que México sea democrático si quienes lo conformamos no lo somos? Tendríamos que determinar que la democracia, como la corrupción o la violencia son sólo conceptos. México no es violento, no es corrupto, no es antidemocrático. Hay individuos violentos, corruptos y antidemocráticos. Para que haya democracia se requieren ciudadanos que tengan actitudes democráticas.
Si queremos entender por qué a nivel macro no hemos consolidado los procesos electorales, el pluralismo, las libertades civiles, el funcionamiento del gobierno, las políticas de participación y la cultura política; pensemos cómo andamos a nivel micro con esas variables.
Pertenecemos al grupo de las “democracias imperfectas” por una razón muy simple. Una buena cantidad de organizaciones públicas y privadas, empresas, universidades, escuelas, iglesias, padres de familia, amas de casa, maestros, directivos, líderes de medios, empresarios, trabajadores, empleados, ministros de culto, no somos tan democráticos como pensamos que lo somos.
Seamos realistas. ¿Qué tan democrático es Usted? ¿Con que actitudes democráticas, autocráticas o dictatoriales se descubre en la vida diaria?
La democracia, por tanto, no puede surgir por generación espontánea ni tampoco de los buenos deseos de los que quieren vivir en un sistema de gobierno donde se pueda gozar de todo tipo de libertades. Como estructura que equilibra y ordena las relaciones entre los ciudadanos, como afirmaban los sofistas posteriores al siglo de oro de la filosofía griega, “no depende de los dioses, depende de los hombres”. Depende de Usted y de mí.
fjesusb@tec.mx