Despenalizar el aborto: ¿habrá una discusión nacional?
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Impulsar una reforma al Código Penal Federal no tendría ningún efecto en la realidad de los habitantes de los estados y, en todo caso, constituiría un exhorto para que los códigos penales de las entidades federativas se modifiquen
Diputadas integrantes del Grupo Parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, del Congreso de la Unión, anunciaron ayer que impulsarán una iniciativa de reformas al Código Penal Federal y a la Ley General de Salud, con el propósito de despenalizar el aborto.
En voz de la diputada Rocío Villarauz Martínez y luego de concluir una serie de foros organizados en 20 entidades de la República, las morenistas adelantaron que la iniciativa buscará, a través de artículos transitorios, que las legislaturas de los estados homologuen las reglas de tal forma que en todo el País se permita la interrupción del embarazo dentro de las 12 primeras semanas de gestación.
El anuncio llega luego de que el Congreso de Oaxaca convirtiera a la entidad sureña en la segunda demarcación del País que volvió un derecho el que la madre gestante pueda abortar.
Morena tiene mayoría en 20 de las 32 legislaturas estatales del País, así como en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, lo cual le permite pensar en el impulso de modificaciones legislativas de repercusión nacional.
Llama la atención por ello que el anuncio se realice en el sentido de plantear la modificación del Código Penal Federal ya que aun cuando el delito de aborto aparece en dicho ordenamiento, éste corresponde más bien al ámbito local y son las autoridades de los estados de la República los responsables de perseguirlo.
Impulsar una reforma al Código Penal Federal no tendría por ello ningún efecto en la realidad de los habitantes de los estados de la República y, en todo caso, constituiría un exhorto para que los códigos penales de las entidades federativas se modifiquen, pero sin obligación de que ello se llevara a cabo.
Por otra parte, habría que insistir que el aborto es un tema complejo que no puede plantearse simplemente desde la perspectiva de las mayorías parlamentarias, sino que exige una discusión amplia que permita ventilar los argumentos en favor y en contra de la propuesta.
Valdría la pena por ello que se realice un esfuerzo serio, desde todos los partidos políticos, para abrir la discusión y escuchar con seriedad a los especialistas de todas las disciplinas que tienen argumentos a considerar y que ello permita tomar una decisión que no implique la imposición general de una cierta moral.
Abrir el debate es importante, pero no sólo eso: discutir con amplitud temas sobre los cuales existe una polémica amplia es necesario, pues sólo ventilando dichas discusiones podremos superar la desinformación y los dogmatismos desde los cuales suelen fijarse posiciones.
Obviar la discusión y sólo tratar de aprovechar la existencia de una mayoría coyuntural podría generar reacciones indeseables.