Después de la pandemia; una clase media paralizada en México
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El tema del coronavirus a todos nos agarró desprevenidos, desprotegidos. Hoy, inclusive, se revela información que considero ya fuera de lugar (el que Taiwán haya informado a la OMS desde diciembre y la organización haya hecho caso omiso, por ejemplo).
En ese sentido, con miras hacía adelante, hay que pensar en lo que sigue: ¿Qué demonios vamos hacer después de la pandemia?
La recesión flota en el ambiente desde hace semanas. Los estragos de la emergencia sanitaria, en clara evidencia, flagelan la economía. El creciente desempleo ya tocó de lleno a la clase media y aun con el plan para reactivar la economía de la Presidencia de la República, muchos especialistas critican sus medidas. El País se encuentra en una situación crítica y en el mejor de los casos con una caída del 3.9 por ciento, según la SHCP; y en el peor, un desplome del 7por ciento. El futuro no se ve nada halagador.
Ello es un claro ejemplo de cómo la clase media se verá debilitada por el aire recesivo en el que se encuentra la economía nacional y aunque se hagan esfuerzos –como el de muchos pequeños establecimientos u comercios– tenemos el tiempo contado, y no sólo con el esfuerzo individual y colectivo saldremos adelante. Algunos, pertenecientes a la clase media, podrán echar mano de sus ahorros, pero eso no les va durar mucho tiempo. Se necesita el poder de la autoridad para que coordine todos los esfuerzos.
México hoy se encuentra ante una situación endeble (particularmente la clase media). De acuerdo a datos de la OCDE, 45 por ciento de la población es clase media. Sin embargo, si lo comparamos con cualquiera de los otros 36 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, nos encontramos muy por debajo, en donde la clase media asciende hasta un 61 por ciento. En términos absolutos, 12.3 millones de hogares y 44 millones de personas constituyen la clase media (OCDE, abril 2019).
La otra cara de la moneda: según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la clase media se caracteriza por tener un gran nivel de consumo, cuya base es el crédito. Lo anterior significa adquirir bienes de consumo no esenciales y tener acceso, por ejemplo, a tecnología avanzada y a compra de automóviles de modelo reciente. La clase media sigue siendo un estrato demasiado vulnerable ante los cambios políticos y económicos.
La OCDE señala que, uno de cada cinco hogares con ingreso medio gasta más de lo que gana y su deuda es superior al que tienen los más pobres o los más ricos.
Otro aspecto a considerar es la informalidad en la actividad económica que suelen llevar la clase media, lo que le genera mayor inestabilidad y una ausencia de protección social. Finalmente, creo que el Estado ha abandonado políticas de largo alcance por concentrarse en la lucha contra la pobreza (eso le quita gran espacio a la clase media y la posibilidad del diseño de políticas sociales).
Por lo pronto el Plan Económico de AMLO ha decepcionado a muchos, ya que se considera que se está repitiendo lo que ya se hacía antes: seguir con sus tres proyectos estrella, seguir inyectando recursos a Pemex, entrega de apoyos clientelares y contratar a más policías, militares y personal médico. De manera escueta es a gran escala lo que se dijo (vale un análisis especial para ello). Aplaudo en gran medida que no se hicieran rescates económicos como los del pasado (Fobaproa).
Ninguna crisis es igual, creo que lo que nuestro País quiere es reducir la pobreza, bajar la desigualdad y conservar su empleo. Para ello se deben de cambiar instrumentos de política pública para hacerlos conforme a los cambios del País y del mundo.