Detenido en San Antonio
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La semana pasada me quedé detenido, entre trasbordos de autobús, en la ciudad de San Antonio, Texas (¿o a quién pensaba que me refería con el título de esta columna?).
Estuve allí cinco horas, cuatro horas más de las que es aconsejable estar, bajo cualquier circunstancia, en la capital de la enchilada con queso amarillo.
Era yo una versión de híper petatiux del Tom Hanks de “La Terminal”, pero con la cara grasosa, el trasero adolorido y de Catherine Z. Jones ni sus luces. También por supuesto, en vez de un avión que me regresara a mi patria desmadrada, esperaba yo el confortabilísimo jet de la pradera.
Mientras me debatía entre tomar agua de un bebedero oxidado o comprarme una gaseosa de 2.50 dólares (cincuenta machacantes del águila), recordé, casi como una revelación, que me encontraba en un momento y un lugar decisivos para la justicia en mi terruño.
Por justicia me refiero a la natural y muy humana aspiración de orden, equilibrio y bienestar en una sociedad, de armonía entre los individuos y el goce pleno de su patrimonio, libertades y derechos.
No me refiero en cambio al conjunto de normas, leyes, instituciones, representantes públicos e individuos que se encargan de darle sentido y cumplimiento a una legislación. No, esa en Coahuila es como aquel compa que ya está muerto, nomás no le han avisado.
Ese día, horas antes, en esa misma ciudad, había comparecido el personaje clave en la intrincada trama del thriller político criminal en que se transformó la función pública y las instituciones de nuestra Entidad.
Me refiero por supuesto a Juan Manuel Muñoz Luévano, también conocido por su alias, “El Mono”, quien fuera detenido en 2016 por la justicia española y hace poco extraditado a EU, concretamente a la jurisdicción texana, misma que lleva años desenmarañando una intrincada red de lavado de dinero que involucra a empresarios y políticos destacados de esta árida tierra que se presume de hombres y ha dado pura rata maldita.
Sentí la urgencia de salir corriendo a conseguir un ejemplar del San Antonio Express-News (aunque me quedara sin lo del refresco) y luego recordé “¡Ah, qué güey! ¡Pos si lo puedo leer en línea!”. Aunque igual me abstuve del chesco porque está muy caro.
En efecto, el matutino de la ciudad más mexicana del Estado de la Estrella Solitaria nos informaba que Muñoz Luévano se había declarado culpable de uno solo de los cargos que se le imputaban, precisamente, el de lavado de dinero que tan implacablemente persigue la ley en Gringolandia.
No es desde luego, que los güeros desprecien nuestra lana y menos cuando suma varios millones de dólares, pero no les hace ninguna gracia que se las llevemos toda percudida con nuestra inmundicia y con intención de lavarla allá. Si ha de ingresar nuestro dinero a territorio Marlboro debe ya ir limpio, planchado y dobladito desde casa.
La admisión de culpabilidad del señor “Mono” no es gratuita, sino que adquiere a cambio el estatus de “informante protegido de alto valor”. Quiere decir que garantizarán su seguridad y él obtendrá una pena benevolente y hasta su libertad condicionada como ya fue el caso si señala a los implicados en este entramado de corrupción y aporta la información necesaria para detenerlos y enjuiciarlos. Se dice que son más de 80 coahuilense entre empresarios, ex alcaldes, ex fiscales, legisladores y jueces. ¿Se imagina, ochenta distinguidos miembros de lo más selecto de nuestra sociedad corriendo en desbandada como cucarachos gachos? ¡Yo siempre suelto una lagrimilla cada vez que visualizo la escena!
Y ahora, para evitarnos cualquier demanda, reproduzco de manera íntegra y literal dos párrafos del San Antonio Express-News:
“Among those he (Muñoz) was close to, the reports said, is Humberto Moreira, who was governor of Coahuila from 2005 to 2011. Moreira went on to become the national president of … PRI, until he resigned amid controversies related to the debt of Coahuila, which rose from $27 million to $2.8 billion under his tenure.
“Federal agents in San Antonio have been investigating Moreira for several years in connection with money laundering allegations here, but he has not been charged and denies any wrongdoing”.
Entendamos: Lo que está en juego no es la aprehensión o no aprehensión de un hamponcete como hay tantos en México y tantísimos más en el cártel político nacional.
Hablamos del derrumbe de un régimen pernicioso, del desmantelamiento de un cacicazgo que le costó sangre, dinero y la dignidad a un Estado que de paso se quedó sin futuro.
Está en suspenso la caída de un orden malévolo y corruptor que continúa vigente y en plenitud de funciones.
Dígame entonces si existe al día de hoy asunto más importante para nuestra Entidad que esta investigación y su juicio consecuente, o personaje de mayor relevancia al momento que no sea Muñoz Luévano.
Y sin embargo, Gerardo Márquez, fiscal general de Coahuila, el Estado del que proceden todos los hampones de esta red delincuencial y los millones de dólares presuntamente lavados, sólo atina a decir: “No somos la autoridad a la que le compete ese asunto”.
Siendo la mafia que persigue Texas la gestora del régimen presente, es natural que lo nieguen, lo minimicen, lo desestimen.
Pero tenga seguro que mientras lo niegan sistemáticamente, desde el patrón hasta el gato del gato del gato, tienen preparada una maleta para salir huyendo en cualquier dirección. En cualquiera, excepto y por supuesto, la ciudad de San Antonio, Texas.
petatiux@hotmail.com
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