Detente enemigo, ¿acaso no ves al corazón de Jesús conmigo?
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- Plácido Garza
- Señora a su empleada del hogar: “Necesitamos todos en la casa tomar con seriedad éstas medidas de higiene para evitar un contagio del corona virus”.
- Empleada del hogar a su jefa: “No se preocupe, señora, a mí no me va a dar el virus ese”.
- Señora: “¿Por qué dices eso? No hay vacuna en el mundo que nos proteja contra ese bicho”.
- Empleada: “Mire, señora, el presidente Obrador dice que el virus ese nomás les da a los ricos y a los pobres no. Y como yo soy rete pobre, pos estoy rete tranquila. Además, con éste relicario igualito al que él usa, el ´detente, enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo´, estoy todavía más protegida.
- Señora: “¿Qué estás diciendo?”
- Empleada: “Eso, señora, que a nosotros los pobres el virus no nos puede dar, nomás a los ricos, porque así lo dijo el presidente”.
- Señora: “¿Te estás lavando las manos con jabón y estás usando el gel antibacterial que te di desde hace una semana?”
- Empleada: “Pues las manos sí me las lavo, como siempre, pero el desinfectante ese no, porque ¿no le digo que no lo necesito? Yo ya estoy protegida con el ´detente´, el mismo que usa el presidente”.
- Señora: “¿Cómo puedes decir eso?”
- Empleada: “Yo lo vi en la televisión. Lo pasan a todas horas, además, mis amigas del chat me mandan y me mandan mensajes del presidente donde él dice que está sereno y tranquilo. Y si él está así ¿por qué yo no voy a estarlo? Señora, él es nuestro presidente y lo quiere toda la gente”.
- Señora: “Qué qué?”
- Empleada: “Sí, señora, al presidente lo cuida toda la gente. Si él lo dice yo le creo. Todas las muchachas de la colonia y de la Alameda le creemos. Por eso no le pasa nada. ¿No lo ve? Está rete bien de salud”.
- Señora: “No puedo creer lo que me estás diciendo”.
- Empleada: “Pos créame, señora. No, más bien, créale al presidente. El otro día en las noticias vi a un señor trajeado igual que él que lo abrazó en frente de los reporteros y dijo que el presidente es una fuerza moral y que no es contagioso. ¿Pos no lo ve cómo se abraza y se besa con toda la gente que lo sigue pa´ todos lados? Al presidente no le pasa nada.”
- Señora: “Espérame un momento, déjame sentarme”.
- Empleada: “Sí, señora. Esto que le digo es lo mismo que pasa en las otras casas, las muchachas estamos bien seguras, serenas y tranquilas porque ya todas nos compramos el ´detente´. ¿No ve que no nos ha dado nada? Y ninguna está usando el desinfectante ese porque además, huele refeo. El otro día su vecina de aquí a tres casas les dio a sus muchachas unos guantes y como no los quisieron usar se armó la buena. Todavía diga usted el uniforme, ese pos no hay de otra, lo tenemos qué usar, pero los guantes, hágame usted el favor. ¿Qué es eso?. Pero es por demás, las señoras no entienden que el ´detente´ es nuestro escudo contra esa enfermedad.
- Señor de la casa, bajando las escaleras aún en pijama, a las 11 de la mañana: “Buenos días. ¿Cómo están?”
- Señora: “Aquí, enterándome de lo que me dice Bárbara sobre las medidas que parece que no está siguiendo para evitar que el corona virus nos dé”.
- Señor, dirigiéndose a su esposa: “¿Cómo está eso? Pues no me habías dicho que todo estaba controlado?”
- Señora: “A ver, Bárbara, platícale al señor lo que me acabas de decir”.
- Empleada: “¿Se lo tengo que repetir todo otra vez?”
- Señora: “Hazle un resumen, por el amor de Dios”.
- Empleada: “Muy bien, señor, mire. ¿Ve usted esto? Es mi escudo protector contra la enfermedad esa que anda de moda, el tal corona. Es el ´detente´ que yo uso y que me hace andar tranquila y serena igual que el presidente que también lo usa y por eso no se enferma. Olvídese de andarse lavando las manos a todas horas y de usar ese desinfectante y de no saludarse de beso ni de abrazo.”
- Señor: “¿Qué qué?”
- Empleada: “Sí señor, y no solo eso. El ´detente´ nos protege y nos hace que hagamos vida normal. Nosotros, igual que el presidente, puros abrazos y besos en vez de balazos. Debiera ver a toda la gente los jueves y los domingos en la Alameda, como si nada, saludándonos todos de beso, faje y faje y mire, aquí estoy, bien sanita. El otro día, el amigo con el que salgo me invitó al Cuauhtémoc a ver una película del Chavana y viera usted lo llenísimo que estaba el cine: Parejas solas, amigas y amigos en montón, familias con sus hijos y hasta abuelitos me tocó ver esa vez.”
- Señor: “¿Estás yendo al cine? ¿Pues no te pedimos que evitaras los tumultos?”
- Empleada: “Pues sí me dijo y yo lo oí, pero con el ´detente´ uno puede hacer su vida normal, mientras no ande uno de corrupto no nos pasa nada, porque el presidente dice que la honestidad nos protege. ¿No lo oyó usted?”
- Señora y señor al unísono: “¿Qué qué?”
- Empleada: “Es como dice mi amigo: Tan poderoso como el detente, nuestro presidente”.
- Señora: “Santa madre del verbo de Fátima encarnado”.
- Señor: “No la friegues. Ya valimos”.
- Empleada: “Yo creo que les conviene tener sus ´detente´. A lo mejor hasta sirve para curar otros males. Mañana que me toca salida de medio día voy al Mercado Juárez a comprarles unos ´detente´. Quien quita y a usted le ayuda a enderezar sus negocios, porque el otro día le oí decir de lejecitos que eso le pasaba por andar en cosas chuecas. A usted, señora, el ´detente´ puede ayudarla a encontrar al señor ese al que buscaba y buscaba y buscaba la otra noche por el celular y no lo encontraba. A la niña a lo mejor la ayuda a tumbarle a un tal Mauricio a su amiga y al junior, pos a juntar la lana que le debe al profesor que lo pasó en su escuela.
- Señor, jalando del brazo a su esposa: “¿Nos permites, Bárbara, un minuto por favor”.
- Empleada: “Sí señor, aquí los espero y no se preocupen de nada. Porque hemos resistido todas las calamidades, epidemias, terremotos, inundaciones, malos gobiernos, neoliberalismo, saqueos y estamos de pie y vamos a seguir estando de pie, y por la grandeza de México no nos vamos a dejar apantallar, vamos a salir adelante; se va a llevar a cabo, se está llevando a cabo, la cuarta transformación”.
- CAJÓN DE SASTRE
- “Ya valimos madre”, dice la irreverente de mi Gaby, sobre lo que acabo de platicarles.
placido.garza@gmail.com