Días negros: la cuarentena por el coronavirus desde Saltillo
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La vida entró en pausa. Los efectos posteriores van a ser devastadores. Nadie se va a salvar. Ni ricos ni pobres. Menos los pobres. El cálculo es que después de la pandemia del virus chino, en el mundo se abrirá más aún la zanja entre ricos y pobres. Según la CEPAL, sólo en América Latina y el Caribe, pasando la pandemia del coronavirus, éste dejará un reguero de 35 nuevos millones de pobres. No es optativo, es la selección de la naturaleza y de la vida. ¿Cómo lo va encarar usted, como lo voy encarar yo? Debemos de pensarlo, medirlo, trazar un plan y afrontarlo. No hay de otra: o se enfrenta o quedamos a la zaga, a un lado del camino. Lo poco que se había ganado en eso llamado “calidad de vida”, de un plumazo se ha perdido con la llegada del virus chino y la psicosis creada en las redes sociales las cuales todo lo pudren.
Muchas, muchas aristas por analizar y desplegar en letras con motivo de la pandemia que tiene al mundo al borde del colapso. Sigo pensando lo mismo (acaso estúpidamente, lo admito): poco más de un millar de infectados y un manojo de muertes al día de hoy, para un país de 130 millones, es poco. El costo económico y posteriormente, es decir, mañana, en la afectación de la vida cotidiana de todo mexicano promedio, va a ser brutal e irrecuperable. ¿Se hizo lo correcto, se está haciendo lo correcto? Imagino que sí. Usted tendrá su mejor opinión. A mi juicio, fueron medidas dramáticas y extremas varias de ellas. De entre decenas de aristas, hay una la cual toco a vuela pluma hoy: en una encuesta nacional del diario “Reforma” en cuanto a la estrategia del manejo de la pandemia por parte del gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador, los resultados fueron contundentes: “44% de los encuestados” reprueban el manejo de dicha contingencia. (24 de marzo).
Y en contra parte, se agigantan los pasos, estrategias y acciones emprendidas por el Gobernador (Miguel Ángel Riquelme), el Alcalde de Saltillo (Manolo Jiménez) y el Alcalde de Ramos Arizpe (Chema Morales). Es decir, la zona vertebral de Coahuila. Aunque lo voy abordar puntillosamente en un texto completo, destaco el empuje, presencia, alegatos, reclamos y liderazgo que ha ejercido el “Cowboy urbano”, Manolo Jiménez. El Alcalde no pide, exige lo que nos corresponde. No pide alguna acción del gobierno federal, la reclama voz en cuello y a través de cualquier medio. Echado para adelante, junto con otros alcaldes de México y de la zona y junto con Gobernadores, han hablando y fuerte, ante la pasividad de AMLO y su gabinete. Norteño, bragado, reclamando y sin llegar a la bravata, Manolo Jiménez ha impuesto un carácter huracanado a la política comarcana. La situación lo amerita. Sin planeación de AMLO y su equipo, todo sobre las rodillas, alguien debe de asumir un liderazgo que AMLO ha dejado en manos de estampitas milagrosas. Pero, el “Sagrado Corazón de Jesús” no sabe de cotizaciones. A México le cuesta extraer un barril de petróleo en alrededor de 14.22 dólares. Éste hoy fluctúa la venta en 15.00. ¿Y el negocio y planeación de AMLO?
ESQUINA-BAJAN
Días negros, nubarrones de tormenta no obstante ser ya primavera. Primavera negra, entonces. ¿Cómo le ha ido a usted señor lector en su encierro a huevo? ¿Cómo me ha ido a mí? La verdad es muy sencilla y única para mí: son días iguales, días de trabajo, sólo eso. Un escritor nunca se va de vacaciones. En cada salida de la ciudad, uno no puede sustraerse al análisis de la vida en otros pueblos y ciudades. Al llegar a megalópolis como Monterrey, Tijuana, Guadalajara o Puebla, el escritor no puede dejar pasar de lado revisar la prensa local, visitar las librerías y discotecas para buscar el libro jamás encontrado en el pueblo o bien, el disco compacto que jamás llega a Saltillo.
Hoy, un escritor, en mi caso, nunca está del todo solo y en soledad. A uno le acompañan siempre sus fantasmas, los autores favoritos, los compositores que son mis pares. Uno perpetuamente sigue corrigiendo sus artículos, sus poemas, su novela en progreso. Y de hecho, muchas de las ocasiones en otros espacios geográficos es donde llega la clave, es donde se presenta el descubrimiento gozoso que permite encontrar alguna salida a un problema literario o dificultad de rima interna en algún soneto de arte mayor. Días de encierro, como a cualquier otro día. Lo ingrato de hoy, es que no hay tabernas y restaurantes favoritos abiertos como antes.
Para la sobrina del mítico Alonso Quijano, la poesía era “una enfermedad incurable y pegadiza.” Nada más certero, nada más devastador. ¿Puede uno estar aburrido en casa, cuando el aguijón de la poesía nos pincha en el corazón y el cerebro y es imposible dejar la “enfermedad” de lado en la habitación o lecho de nuestra residencia? Ficino, lo he publicado antes, lo supo antes que Cristo y antes que todos nosotros, humildes y tristes mortales: “El hombre se hace sabio estando sentado.” O como decía el inolvidable argentino José Bianco, al cual parafraseo en su idea: hace mucho tiempo que las epopeyas y batallas más escandalosas y vigorosas que me ocurren diario, son las que suceden alrededor de mi escritorio. La idea la completa un filósofo italiano, Bernardini Ramazzini: “Los intelectuales en efecto, día y noche, entre los placeres de las letras advierten los sufrimientos del cuerpo, hasta que no sean obligados a permanecer en el lecho por una enfermedad que generalmente llega inadvertidamente.” Los sufrimientos o los placeres, es lo mismo. De aquí entonces que los escritores jamás nos vamos de vacaciones o jamás estamos aislados ni en soledad del todo.
LETRAS MINÚSCULAS
¿Cómo le ha ido a usted señor lector? Aguante, resista un poco más por favor.