Días nublados
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Una luz difusa, sin sombras.
La capa nubosa se interpone y la luz solar llega sin intensidad y sin calor. Sólo es luminosidad. La humedad del ambiente, al atardecer, hace que cualquier vientecillo se sienta fresco y agradable. Es agosto lluvioso, huracán Harvey cercano.
Tiempo nublado, también de votación impugnada con acusaciones de manipulación mediática, rebase de topes de financiamiento para campañas, sobornos comiciales con tarjetas y dádivas para inducir el sufragio y señalamientos de irregularidades en la organización y procedimientos de casillas.
Sopesar, valorar la fuerza probatoria de lo presentado, medir la influencia en las cantidades arrojadas por el conteo distrital de los votos es tarea enjundiosa, intensa y detallada para un tribunal que deberá lucir una imparcialidad inobjetable.
Es tiempo de gestación acuciosa de un dictamen con un sustrato macizo de aprobaciones y desaprobaciones, por consistencias o inconsistencias. El seguimiento exacto de las exigencias de la ley llevará a la conclusión. La elección es legal y es legítima por falta de evidencia o suficiencia en las objeciones, o tiene el grado de ilegitimidad e ilegalidad que permita declararla inválida.
Se espera, entonces, una gubernatura apoyada por mayoría declarada o una votación anulada por vicios graves comprobados. En sendos escenarios se vería un triunfo del recto juicio y la legalidad observada.
En los días nublados hay lloviznas súbitas y pasajeras o chubascos inesperados. Es el verano vacacional en que algunas inundaciones hacen olvidar las sequías.
El nublado político se disipará si brilla bien el sol de la imparcialidad en esta etapa tribunalicia del proceso electoral.
Entonces mayoría y minorías pueden superar la actitud de lucha por el poder para solidarizarse en apoyar las propuestas que coincidieron con las propias, para lograr el desarrollo integral y la prosperidad de un estado que es de todos los que lo habitan.
Con votación aprobada o con nueva votación mejorada se puede vivir un nuevo lapso de unidad, sin fantasmas del pasado ni miedos del porvenir...