Dichos mexicanos
COMPARTIR
TEMAS
De mis últimos viajes he traído nuevos dicharachos. Pondré algunos.
—Cuando al pobre le va mal, ni masa le halla al tamal.
Es variante de aquella cuarteta que dice: “Pobre del pobre que al cielo no va: lo friegan aquí, lo friegan allá”.
—Mejor un “¡Cabrón!” a tiempo que sermón mal deletreado.
Equivale a otro dicho según el cual “Más vale ponerse una vez colorado y no cien descolorido”.
—Casas y terrenos nunca se hacen menos.
Alguien decía que Diosito sigue haciendo de todo, menos tierra: la que hay, hay, y no habrá más.
Mi tía Adela decía que era bueno tener adobes, aunque estuvieran meados.
—Buscar guayabas en los magueyes.
Este dicho lo oí en Tepa, o sea Tepatitlán, Jalisco. Se aplica a quien anda -dice otro dicho- meando fuera de la olla.
—Canastos padres, chiquihuites hijos.
Es lo mismo que “De tal palo tal astilla” o “Hijo de tigre, pintito”. Un chiquihuite es una pequeña canasta tejida con mimbres, varas o juncos. Sirve para cargar sólidos y no, obviamente, para llevar líquidos, pues se escurrirían todos por los agujeros del recipiente. Había aquí un norteamericano que no hablaba nuestro idioma. Sus amigos saltillenses, bromistas, le enseñaron una respuesta a la pregunta: “¿Gusta usted una copita de vino?”. Respondía el visitante en su mal español: “No me gusta en chiquihuite”.
—Convidado y con ollita.
Se aplica al que quiere llevarse más de lo que se le ofreció gratuitamente, o sacar más provecho que aquel que debe recibir.
—Quedarse con el chongo hecho.
Ser víctima de un plantón, especialmente la mujer en espera del galán que no acudió a la cita.
-Unos salen a la pena y otros a la pepena.
Es decir, unos salen de su casa a trabajar y otros a ver cómo friegan a su prójimo.
—No pelea, pero hace jaras.
Alude burlonamente al que no participa directamente en una contienda pero azuza a los contendientes. Es igual que “amarrar navajas”.
—El que ha de morir a oscuras aunque haya sido velero.
O sea fabricante de velas. Significa que nadie puede escapar a su destino.